Joan Roig posa en el hotel The Standard. | Tomás Sánchez Venzalá

Joan Roig (Ibiza, 08-09-1986) es el protagonista en la sombra de los últimos éxitos de varios atletas del Club Atletisme Pitiús, así como de su evolución. Tras dejar atrás su etapa en la selección de Arabia Saudí, el entrenador ibicenco está sabiendo sacar lo mejor de corredores de alto nivel como Mark Roper y Mauro García-Valles en unos años convulsos por los problemas de convivencia en unas pistas de atletismo en las que ahora también se juega a fútbol.

¿Cómo ve el nivel de la cantera del Club Atletisme Pitiús?

—En estos dos últimos años hemos podido recuperar, a nivel de visibilidad nacional, todo el nombre que habíamos tenido en los últimos diez años. Bien es cierto que nos basamos bastante en quién llega y en qué podemos trabajar con ellos. El que llega tiene que venir con una base de genética importante para poder ser un buen atleta a nivel nacional. Si no te llegan, lo que puedes hacer es buscar la mejor versión de esas personas.

Hablando de nombres particulares, en los últimos años están destacando especialmente Mark Roper y Mauro García-Valles, que no andan lejos de dar el salto a categoría absoluta. ¿Cómo ve su evolución y futuro?

—La evolución se nota mucho en estas de edades de 16 a 18 años. Va muy en consonancia con su crecimiento madurativo. Mauro se hizo más hombre el año pasado y se notó en los resultados. Hicimos como una pequeña explosión que se vio reflejada al proclamarse campeón de España. Este año estamos dando prioridad a los estudios. Para mí, es importante que ellos estudien a tan alto nivel como el que corren. De lo contrario, no me vale su competencia deportiva. Su temporada va a empezar a partir de junio y terminará en septiembre. Vamos a intentar hacer todos los mítines buenos de agosto, incluso si podemos fuera de España. Mark Roper está teniendo una evolución muy constante, sostenida y siempre mejorando marca. De verano a invierno mejora marca,. De ese invierno a ese verano siguiente también mejora marca. Cada vez escala posiciones y va superando a la gente que antes estaba arriba a nivel español. Los va echando para atrás y cada vez está más cerca de los top de su categoría, que también son top a nivel europeo. Mark está teniendo una evolución increíble como demostró en el Campeonato de España de cross, donde se juntan todas las figuras de toda las disciplinas, desde el 800 hasta el 3.000.

Más abajo aún, en la cantera, ¿qué nos depara el futuro?

—Estoy viendo nombres muy interesantes. Por ejemplo, me tiene enamorado María Cabello no sólo por cómo corre, sino por la actitud que tiene, porque tener actitud es algo vital en mi grupo de entrenamiento. No soy un entrenador de convencer a nadie. Tienen que estar convencidos de que l gusta y de que quieren correr. A partir de ahí, yo trabajo con la misma intensidad que ellos. Todo lo que ellos me den, yo se lo devuelvo por cuatro. No me gusta ir convenciendo a gente que no quiere correr de que tiene que correr. María Cabello es el tipo de ateta que te ilusiona como entrenador. A pesar de que tiene 13 años, es una chica que siempre tiene ilusión por correr e intentar ganar a los chicos. Tiene grandes compañeros de nivel nacional como Mark Roper y Mauro García-Valles, y y ya en el calentamiento les pone las cosas difíciles. Eso me gusta. Me gusta esa actitud ganadora.

¿Qué hay de diferente entre el Joan Roig de la anterior etapa en el Club Atletisme Pitiús y el actual tras esa etapa intermedia en la selección de Arabia Saudí?

—Hay un Joan Roig con menos miedo a probar cosas en el entrenamiento, con las cosas más claras y que recibió un aprendizaje muy importante en Arabia Saudí sobre las cosas que podía hacer y para las que valía. Ahí acabaron encantados con lo que transmitía y cómo lo transmitía. El Joan Roig de ahora tiene el convencimiento de ser un buen entrenador y de que puede aportar muchísimas cosas a los atletas que quieran entrenar con él.

¿Qué porcentaje de éxito tiene usted como entrenador en el los atletas como Mark Roper y Mauro García-Valles, entre otros?

—No soy una persona a la que le guste la falsa modestia. Eso lo sabes tú. Me gusta hablar claro de las victorias y derrotas. Asumo las derrotas con una gran parte de culpabilidad mía. Si tienes grandes atletas con grandes éxitos es porque tienen una base genética importante. La potencialidad del éxito ya viene preestablecida gracias a los padres y al trabajo diario de los chicos, pero también tiene que haber alguien detrás que marque una guía coherente con el trabajo que tienen que hacer, que les sepa transmitir una capacidad ganadora, inteligencia en carrera y, sobre todo, inteligencia en su día a día. La suma del entrenamiento y los hábitos saludables de vida en un deporte tan exigente como el atletismo en el día a día es importante. El entrenamiento no se trata de las horas de entrenamiento, sino de las 24 horas del día por la forma en que te alimentas y el descanso, que se ve reflejado en esas dos horas de entrenamiento que tenemos diariamente.

¿Cómo han convivido estos éxitos con la problemática con la gestión de la instalación de estos dos últimos años? ¿Ha afectado al grupo?

—No ha sido fácil, porque hemos vivido una marea de declaraciones, faltas de respeto y ninguneos por parte del Ayuntamiento de Ibiza, la UD Ibiza y el Patronato de Deportes. De este último me refiero a nivel político, no de los trabajadores, que siempre nos han brindado la ayuda que necesitábamos cuando han podido. No ha sido fácil, pero tengo que dar las gracias a la junta directiva del Club Atletisme Pitiús y a mi padre por haber lidiado con estos temas. Me he podido despreocupar un poquito de ello y dedicarme a entrenar sin que mis chicos se vieran influenciados. Cuando no hemos podido cumplir un horario de entreno porque alguien se ha metido en la pista o en el gimnasio cuando nos tocaba a nosotros usarlo y no hemos podido, le he quitado importancia y he buscado otras opciones sin que los chicos supieran que nos estaban quitando nuestro tiempo y nuestra zona de entrenamiento. Ha sido un trabajo mío de asumir ese goteo para que no les llegue a ellos, porque desgasta.

Siguiendo con el tema de las instalaciones, ¿cómo las calificaría y qué opina de la zona nueva de lanzamientos?

—La zona de lanzamientos se usa cuando hay lanzadores. No hay lanzadores ahora mismo. Me pareció un dispendio exagerado para una instalación pública. No puedes hacer algo que, además, reglamentariamente no es legal por si hay un lanzador. Fue un gasto que no estaba ni bien pensado ni proyectado a a largo plazo. Fue simplemente un intento de acallar bocas y lo único que ha hecho es dar a entender la poca idea que tienen de deporte el Ayuntamiento de Ibiza y el Patronato de Deportes. Sobre las pistas de atletismo de Can Misses, estamos trabajando con vallas oxidadas, carros de trabajo oxidados, pesas que desaparecen, vallitas rotas y cajones que tenemos que arreglar nosotros mismos. Es lo mismo de siempre de los últimos ocho años.

¿Han trasladado esta problemática?

—Es algo recurrente para mí explicarles a los operarios lo mal que están las cosas, pero no tienen poder de decisión. Ya me gustaría que lo tuvieran para así arreglar las cosas. Esto tiene que subir a quien decide, a quien marca los presupuestos y decide dónde van las partidas. No tienen ningún interés. Nosotros seguiremos trabajando como hasta ahora, con lo que podamos, sacando el máximo potencial de lo que tenemos.

¿Qué tendría que pasar para que esto cambie?

—Cambiar a los políticos que hay ahora mismo.

Entiendo que, entonces, estará muy atento a las elecciones.

—Nuca he votado. La gente más cercana lo sabe y se debe a que no me he considerado representado. En esta ocasión, sí que sé por quién no me siento representado en el Ayuntamiento de Ibiza. Lo tengo muy claro.