Diego Prada celebra con rabia un gol. | Irene Arango

El Trasmapi UD Ibiza HC Eivissa ha sufrido este sábado para llevarse el derbi balear ante el Mallorca por un ajustado 27-22. Un partido que parecía decidido en el descanso, se ha acabado complicando mucho más de lo esperado. Ha habido que sufrir, pero se ha resistido y, cuando ha sonado la bocina, los ibicencos han podido festejar ante su afición el primer triunfo de esta temporada.

El choque empezó con un siete metros a favor de los locales que transformó Bodí, no sin suspense. El 2-0 fue obra de Prada. El 3-0, tras un par de acciones falladas llegó en otro siete metros transformado por Bodí. El cuarto lo puso Javi Rodríguez en un inicio más que prometedor de los de Eugenio Tilves.

El primero del Mallorca llegó pasado el minuto cinco (4-1), pero no cambió el paisaje. La defensa ibicenca seguía imponiéndose. Todo iba viento en popa hasta que Bodí se tuvo lesionado en el minuto ocho. Un nuevo contratiempo para el conjunto celeste que ya estaba muy castigado por las lesiones.

El ecuador de la primera parte se superó con el 9-3 en el marcador. Seguía dominando el juego el conjunto local, gracias, sobre todo, al buen hacer defensivo y a Domenech, que estaba muy acertado en la portería.

En el tramo final de la primera parte, con los cambios en los dos equipos, el Mallorca encontró más huecos para ver la portería y mejoró su producción ofensiva. Eso sí los locales mantuvieron el tipo para llegar al descanso con una buena renta de seis goles (15-9). El derbi pintaba bien, pero todavía quedaba media hora por delante.

Susto inicial
El segundo acto comenzó con un intercambio de golpes del que salió beneficiado el conjunto mallorquín que conseguía reducir la renta a cuatro goles tras los primeros cinco minutos (17-13).

No estaba acertado el conjunto de Tilves en esta reanudación y desaprovechaba varias acciones de lanzamientos claros que permitía a los visitantes meterse de lleno en el partido cuando redujeron la cuenta a tres (18-15), obligando al técnico local a pedir tiempo muerto.

Los pitiusos no consiguieron aprovechar una superioridad numérica, pero sí salieron vivos de una inferioridad, aumentando la diferencia a los cinco tantos (23-18). Quedaban 13 minutos por disputarse y el partido estaba muy vivo.

Los tres goles de diferencia volvieron cuando restaban nueve minutos (23-20). El partido estaba a un arreón local de decirse o un arreón visitante de igualarse del todo. El 23-21, resultado con el que se entró en los últimos cinco minutos, hacía peligrar un triunfo que parecía hecho.

El Mallorca tuvo dos ataques para ponerse a uno, pero los desaprovechó, lo mismo ocurrió en el otro lado de la pista, dando una tercera oportunidad que hacía el 23-22.

Javi Rodríguez lograba poner un poco de tierra de por medio para entrar en los dos últimos minutos con dos goles de ventaja. El partido estaba en la defensa y Malid robó el balón para marcar a portería vacía y dejar sentenciado el encuentro. No había tiempo para recuperar tres goles. Aún más cuando Domenech se hizo inmenso para detener un siete metros. En el correcalles final, el conjunto de Tilves logró dos goles más hasta el definitivo 27-22.