Una acción del último partido jugado en Can Misses. | Arguiñe Escandón

Ocho jornadas sin ganar es demasiado tiempo para un equipo que está diseñado para pelear por el ascenso. Es un mundo para una afición y un equipo que en toda la primera vuelta sólo cedieron una derrota y ahora ven como se está desmoronando todo lo que hace muy poco parecía un equipo casi invencible. La ilusión se transforma en preocupación y va camino de la desolación. Lo que era una pelea mano a mano con el Castellón por ver quién sería el campeón se ha convertido en una frase. Es totalmente imposible quedar primeros. Así de contundente fue Guillermo Fernández Romo tras caer ante el San Fernando.

Remontando la corta historia de la UD Ibiza, esta racha es la peor del equipo en la categoría de bronce. Algo que analizado con lógica es normal, ya que siempre hubo plantillas potentes para intentar el ascenso en los tres años que se militó en la extinta Segunda División B. Tampoco en el año que el club pasó por Tercera División.

En el fútbol de bronce el peor momento de la Udé llegó en la temporada de su estreno con Ñoño Méndez en el banquillo. Los celestes ganaron el primer partido liguero, pero luego llegó una racha de cuatro partidos sin ganar. Derrotas contra Sanluqueño, Badajoz y Murcia y entre estas un empate contra el Villanovense fueron el detonante que hicieron que fuese despedido el técnico.

Tras esto, en el resto de esta temporada y los dos años siguientes nunca se volvió a alcanzar los cuatro partidos sin perder y así se llegó a Segunda División.

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Años en plata
En el fútbol de plata, como era lógico sí llegaron momentos más complicados. La primera llegó con Carcedo en el banquillo cuando se igualaron esos cuatro partidos. Entre la jornada 8 y la 11 se sumó un solo punto. Se superaría poco después al alcanzar seis partidos sin ganar con tres de 18 puntos posibles y el técnico siendo cesado antes del inicio de la segunda vuelta.

Posteriormente con Jémez también se estaría cinco partidos sin ganar y la temporada acabaría con otros cuatro partidos sin sumar de a tres.

Eso sí, estos guarismos negativos serían destrozados al año siguiente con dos rachas nefastas que llevaron al equipo al descenso. La primera racha se inició con Baraja en el banquillo, siguió con Anquela y se cerró ya con Alcaraz en el banquillo, aunque este último sólo sumó una derrota. Fueron 10 jornadas sin ganar que dejaron al equipo con muy pocas opciones desde la primera vuelta.

Esta racha se igualaría más adelante cuando los de Alcaraz tuvieron una nueva racha de 10 partidos sin ganar, que terminaría confirmando el descenso a Primera RFEF.

Ahora, la UD Ibiza vive la tercera peor racha de su historia con esas ocho jornadas sin ganar y las sensaciones son tan malas que parece que se podría alargar todavía más. Si bien es cierto que el próximo partido en Can Misses contra el Melilla, un equipo en descenso debería ser propicio para romper esa racha y levantar el vuelo.