Jenni Hermoso, en Ibiza. | Archivo

La jugadora de la selección española Jenni Hermoso declaró a preguntas de la Fiscalía que el beso que le propinó el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales no fue consentido y que ni se sintió respetada como persona y futbolista.

«Me estaban sometiendo a algo que yo en ningún momento busqué ni hice para encontrarme con esa situación», desveló en la declaración ante Fiscalía, adelantada por el programa 'Código 10' de Telecinco y en la que la delantera del Pachuca mexicano narra el momento en el que recibió el beso después de que España ganara el Mundial femenino, según recoge Europa Press.

Por otro lado, Mundo Deportivo recogió las declaraciones de Hermoso que reflejan las presiones que le tocaron vivir cuando ya se encontraban en Ibiza para celebrar el campeonato. Según Jenni, al llegar a la isla comienzan las insistencias por parte de los siguientes miembros de la Federación que estaban del lado de Luis Rubiales: Rubén Rivera, director de Marketing de la Federación, Miguel García Caba, director de Integridad, y Albert Luque, director deportivo. Todos ellos intentan convencerla y, «cuando no pueden, alguno recurre a la amenaza».

«Nos fuimos a Ibiza. Según llego, con Rubén, director de Marketing de la Federación, me pasa su teléfono y Miguel García, que era el de Integridad de la federación, me comenta que tengo que hacer un Zoom inmediatamente para decir la verdad, lo que ha pasado, que el beso ha sido una tontería y que ya está. Le pregunto si estoy obligada, y me dice que 'sí, lo hemos hecho y lo haremos con otras personas. Esto va en el protocolo de la Federación. Es un momento'. Le digo que no sé de que me está hablando y que tengo que hablar con mis agentes para ver como tengo que proceder. Le dije que le pasaba el contacto de mi agencia pero que no tengo batería. Rubén seguía a mi lado, le digo que ya está, que ya se lo mandaré y Rubén coge el teléfono y me dice que me lo carga. A los 5 minutos vuelve y me dice si me da ya el teléfono. Le digo que me deje tranquila, acababa de llegar a Ibiza, con dos días sin dormir. Le dijo que deje el teléfono», explica Hermoso.

Cuando Albert Luque se pone en contacto con ella: «No sé nada más del tal Miguel. No me vuelve a llamar. Recibo el teléfono, sigo haciendo lo mío, y otra vez Rubén me pregunta si puedo hablar con Albert Luque. Es un trabajador de la Federación con el que tengo una relación buena y de confianza. Recibo un mensaje de enhorabuena y me pide si podemos hablar. No respondo y me avisan que quiere hablar conmigo. Rubén se va, sigo comiendo, el mensaje de Luque se queda en el teléfono. Descansamos un poco, nos vamos a hacer un a rúa por Ibiza y nos vamos un hotel. Rubén seguía insistiendo que hablara con él y le contesto. Le digo que lo hago porque tenemos confianza pero que no voy a hablar con nadie de esto, pero que lo entienda y que le agradezco el mensaje. Me dice que 'solo quería hablar contigo no para que hicieras algo'. Antes me dice '¿no vas a hablar conmigo con la confianza que tenemos?»

Como no logran doblegarla, la Federación, según recoge ese medio, intenta llegar a ella mediante presiones a su amiga Ana, que está con ella en Ibiza. «No supe nada más de Albert, pero ahora viene mi amiga Ana. Está conmigo en Ibiza y yo en una hamaca tumbada veo que le llama Rubén. Le hace un gesto como para que vaya y va. Habla con él e insiste en que Albert quiere hablar conmigo, aunque sea solo unos minutos. Le digo que no, que me dejen disfrutar de ese momento. Que desde que salí de Sídney hasta Ibiza ni ahí estuve tranquila. Me sentí presionada. Después ya viene el acoso a mi amiga. Estuvo como cuatro o cinco horas, yo me preguntaba como era posible. Con Rubén insistiendo a mi amiga que fuera un minuto. Hasta el punto que estuvo hablando ella con Luque un montón de tiempo y me dijo que se iba a presentar para hablar conmigo, le dije que no iba a hablar con él. Llegó al hotel y mi amiga estuvo hablando con él abajo».

La tensión alcanzó su punto máximo con Luque en el hotel de Ibiza tratando de hablar con Jenni. «Me enfadaba hasta con mi amiga. Estaban usando a mi familia delante de mi. Lo estaba viendo. Hablaron con Albert durante mucho tiempo, le dije que ni me lo contara. Él quería hablar conmigo por la confianza que teníamos, que él me había hecho muchos favores, de una entrada para una fiesta. No tenía nada que ver. Ella ni me lo dijo, a día de hoy toda la conversación entera no la sé. Que intentara convencerme, que no era para que yo hiciera algo, no se qué exactamente».

Además, Jenni tuvo que justificarse por su actitud en las celebraciones por algunos vídeos en los que supuestamente «no parecía tan afectada»: «En ese momento la mitad no había visto ni las imágenes nos sabía que había pasado. En el momento de la euforia empezaron con las gracias, no me sentí cómoda. Era algo que había pasado y aunque yo quería evadir un poco para que ellas no se preocuparan... En ese momento que estamos en el autobús estaba un poco más nerviosa. La situación había sido conmigo. Eso estaba dando la vuelta a todo el mundo. Podría haberme puesto a llorar en una esquina pero no podía romper el momento. Era el momento de celebrarlo».

«En todo momento no me han respetado, mancharon mi imagen. Sentí que por qué como jugadora y trabajadora de la Federación nadie me protegía. En ningún momento sentí que alguien me protegiera a mí. Que era lo que repetía a ellas. Quieren que de la cara por alguien y nadie la da por mí cuando yo no he buscado nada de lo que ha pasado».

Noticias relacionadas

El llanto de Hermoso: «No podía salir de casa, con una cámara todo el día intentando grabarme, persiguiéndome, echándome fotos con mi madre... Voy por la calle pensando que cualquiera me va a hacer algo. Creo que no me merezco vivir este infierno y no poder disfrutar lo que he hecho. Solo se ha hablado de ese momento. Lo que hemos hecho va a estar siempre ahí pero no lo he podido disfrutar. Me he tenido que ir de Madrid para no recibir presiones de gente que solo quiere hacerme daño. Solo buscaban verme llorando, pero en ningún momento me iba a venir abajo. ¿Por qué me tengo que quedar en una habitación llorando cuando no he hecho nada?».

El beso

Según su relato, se abrazó con Rubiales y afirmó: «La que hemos liado». Después, el expresidente de la RFEF pegó un brinco sobre ella y le comentó: «Este Mundial lo hemos ganado gracias a ti». «Lo siguiente ya fue sus manos en mi cabeza y ya ahí no escuché nada más. Me vi con el beso en la boca y ya directamente me bajé a la tarima con mis compañeras», rememoró Hermoso a preguntas de la fiscal de la Audiencia Nacional Marta Durántez. «Ni me lo esperaba», añadió la madrileña.

En este punto, la futbolista recordó que la victoria del Mundial fue un «hecho histórico» que costó «la vida conseguirlo»«. »En ningún momento me podía esperar que pasara al final algo así (...) En una persona de confianza creo que nadie se esperaría que iba a usar ese momento para hacer algo así, por muy espontáneo que fuera", reprochó Hermoso, que también explicó que cuando bajó de la tarima contó lo sucedido con Rubiales a sus compañeras Alexia Putellas e Irene Paredes.

Cuestionada expresamente por si el beso fue consentido y si se sintió violentada o violada, Hermoso fue clara. «Claramente me sentí no respetada. En ese momento no se me respetó en ningún momento, ni como jugadora ni como persona, estaba viviendo algo que era histórico», apostilló.

SE SINTIÓ COACCIONADA

Según el relato de Hermoso, una vez que las campeonas estaban en el vestuario entró la directora de Fútbol Femenino de la RFEF, Ana Álvarez, que le dijo que el presidente la necesitaba, por lo que salió a la puerta y Rubiales le insistió que se estaba hablando «mucho» del beso y le intentó explicar «otra vez» la acción.

Acto seguido, Rubiales y Hermoso entraron en el vestuario de las chicas y «desvió un poco el tema» anunciando que tenían un viaje pagado a Ibiza por haber ganado el Mundial. «Ahí yo creo que ya estaba un poco nervioso y, claro, yo estaba al lado de él y todo el rato me cogía», explicó la jugadora. «Me agarraba así del hombro y ya empezó a decir que teníamos un viaje pagado a Ibiza y la gente empezó a gritar y a seguir celebrando», contó.

Según su relato, dentro del vestuario las futbolistas no eran conscientes hasta que vieron la imagen de lo que estaba pasando, por lo que cuando le pidieron a la delantera que saliera del vestuario, ella ya se imaginaba de qué le iban a hablar y empezó a sentirse «un poco incómoda». «Y viendo que algo más grave estaba pasando que lo que había sucedido no era algo muy normal», manifestó.

Ya en el autobús, el equipo de Rubiales ordenó a Hermoso que se bajara del transporte, momento en el que la jefa de prensa de la selección femenina, Patricia Pérez, le mostró un comunicado para frenar la polémica del beso y «quitar hierro al asunto». «Yo dije: 'Haced lo que queráis'», desveló Hermoso, quien también confesó que el texto que se escribió en su nombre no contaba con ninguna palabra pronunciada por ella. Ante esto, la fiscal insistió en si se sintió coaccionada, a lo que la jugadora contestó que sí: «Estaba sintiendo como que estaba obligada a hacer algo», añadió la futbolista del Pachuca.

Hermoso continuó con su exposición ante las preguntas de la fiscal señalando que en el avión Rubiales quiso hablar con ella. Él le pidió, según la jugadora, que tenía que ayudarle por la polémica suscitada a raíz del beso. «Me sentí muy incómoda», recalcó, al tiempo que contó que el ya expresidente de la Federación le reclamó que salieran los dos en un vídeo para zanjar el asunto.

Ante su negativa, Rubiales insistió. «Tienes que hacerlo por mis dos hijas que están llorando», expresó según la versión de la jugadora, que volvió a sentirse coaccionada por su superior. En ese momento, una compañera de la selección le comenta que el por entonces seleccionador Jorge Vilda está intentando contactar con su familia para que le convencieran a ella de que tenía que hablar y restar importancia al beso.