La ballena que quería más.

Hoy desde Sa Cultural os traigo un álbum ilustrado para haceros pensar un poquito. ¿Sabeis cuantas cosas tenéis? ¿Os caben en un solo armario? Zapatos, ropa, juguetes, mochilas, ordenadores, tablets, teléfonos, videojuegos.... cachivaches en general. ¡Tanto trasto inutil! ¿Disfrutais de ellas? ¿Las dais uso a todas? ¿De verdad necesitáis tantas y tantas cosas?

Os voy a contar la historia de una ballena que vivía bajo las olas de un gran océano añil. Cuando Harry abrió un ojo después de un amable sueño, se acordó de la MISIÓN que le oprimía el pecho y le hería el corazón. ¡Toda su vida buscando y no sabía QUÉ! ¿Algo que no conseguía?¿ Algo pendiente de hacer? La ballena Harry rebuscó en muchos naufragios y revolvió mil tesoros. Recogió preciosas conchas, que acunaba entre sus lomos. Pero, aunque fuera el botín diminuto o muy muy grande.... al llegar un nuevo día ya no era tan BRILLANTE.

Una cosa era segura: NUNCA estaba satisfecho. No le importaba el tesoro. Buscar MÁS Y MÁS era su empeño. Cuanto más ACUMULABA, más aislado se sentía. Sabía que estaba mal, pero no podía parar. Así que fue a la deriva, sin rumbo ni dirección, hasta anclar sus pensamientos cerca de la....PERFECCIÓN. Llegó a un lugar de ensueño donde los arrecifes arcoiris eran besados por la luz del sol, donde montones de criaturas compartían diversión. Había peces de colores brillantes, grandes y pequeños, crustáceos a montones, moluscos, erizos, caballitos de mar, estrellas, corales, algas, camarones.... ¡Ufff! ¡Que de gente!

Harry vió el coral salpicado de restos y de desechos, quería internarse y sacar de allí provecho. Para la ballena era el PARAÍSO. Tantas cosas para añadir a su tesoro, más cosas para acumular en su lomo y cargar en su espalda. ¡Cosas, cosas, y más cosas!

Pero en este arrecife había un pequeño problema de espacio. En su día era un hermoso y mágico lugar. Ahora eran tantas las criaturas que habitaban en aquel arrecife que no había suficiente espacio entre los vecinos. El pez globo reñía y discutía con el erizo a empujones. El cangrejo y el pulpo se daban de topetazos. Así no se dieron cuenta de una gran SOMBRA, allí en lo alto. Salvo CRISTAL, la señora cangrejo, que siempre miraba al cielo, era ingeniosa, brillante y era amable todo el tiempo.

-¡PRESTAD ATENCIÓN!-gritó. ¡Mirad hacia arriba! ¡Atentos! ¡La ballena que va llena da vueltas en el océano!

Estaban tan ocupados entre quejas y alborotos que apenas tenían tiempo de cuidarse unos a otros. Harry quiso sumergirse

en la ruidosa pelea para cumplir su deseo.

-¡Ayuda!- gritaron muchos poseídos por el miedo. Todos se paralizaron menos Cristal, la señora cangrejo.

-¡Por favor, DEBES PARAR YA! Tan rotundo fue su grito que pensó que iba a explotar.

-Ya sabemos que eres Harry, y que siempre quieres MÁS. Pero ¿Qué es lo que deseas? ¿Te has detenido a pensar?

Harry estaba desconcertado: una cangreja guerrera le entorpecía su camino....

Hasta aquí puedo contaros, si queréis saber cómo acabó Harry y los animales de arrecife debéis leer y prestar mucha atención a este cuento.