Sanitarios con los equipos de protección. | ARCHIVO

Tanto la Conselleria balear de Salud como el propio Govern llevan meses y semanas insistiendo en que hay que limitar la vida social y familiar y tener las máximas precaucaciones para conseguir frenar y contener la expansión del coronavirus.

Con motivo del inicio del curso escolar, y justo una semana después del arranque oficial, representantes de la Conselleria de Salud y Educación remitieron una carta al personal docente pidiéndoles un extra de responsabilidad. En este sentido, les pidieron «hacer un esfuerzo para restringir las actividades sociales dentro y fuera del centro (meriendas, comidas, encuentros...etc) puesto que se trata de actividades en las cuales se relajan las medidas preventivas (el uso de la mascarilla y la distancia de seguridad) y se pueden favorecer los contagios», se lee en la misiva. También los trabajadores sanitarios recibieron instrucciones parecidas para que «eviten siempre que se pueda su participación en actividades que representen riesgo de contagio por la especial responsabilidad que se contrae como personal sanitario».

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En ambos casos, tanto el personal docente como sanitario no recibió de buen agrado estas peticiones. Sobre todo indignó a los sindicatos docentes, que pidieron aplazar el inicio de curso y recordaron que, a diferencia del personal sanitario, ellos no son considerados personal esencial.

Baleares siempre se ha caracterizado por la dureza de sus medidas para frenar el virus. De hecho, cerró desde el principio el ocio nocturno, calles en concreto para evitar la apertura de locales, impuso la mascarilla obligatoria y la prohibición de fumar en la vía pública, entre otras medidas.