El procesado, este lunes, en la Audiencia Provincial de Palma. | Alejandro Sepúlveda

Un hombre, de nacionalidad ecuatoriana, ha sido condenado este lunes en la Audiencia Provincial a diez años de prisión tras reconocer que abusó sexualmente en 2017 de una niña con discapacidad que por aquel entonces tenía 13 años.

Antes de la vista el imputado consignó 6.000 euros, lo que le sirvió para que se apreciara el atenuante de reparación parcial del daño. Le restan por desembolsar 9.000 para llegar a la cantidad de responsabilidad civil exigida por la Fiscalía.

Los abusos se remontan a febrero de hace ahora cuatro años. El procesado, de 37 años, conoció a la madre de la víctima en la iglesia evangélica de Palma a la que acudían ambos. Hicieron buenas migas y el hombre la contrató para cuidar a sus dos hijas menores. En ese intervalo de tiempo el imputado conoció a la hija de 13 años de la mujer, que tenía un grado de discapacidad del 33 por ciento.

Desde ese momento todo cambió. El hombre se ganó la confianza de la menor mandando mensajes y hasta le regaló un teléfono móvil para su cumpleaños.

Vivienda

Los abusos tenían lugar en la vivienda del imputado. Pero antes él la recogía con su furgoneta. Hubo un total de siete episodios de encuentros sexuales entre los meses de febrero y de junio de 2017, momento en el que la niña decidió contarle a su madre lo que estaba ocurriendo. En todos los encuentros había penetración y en la mayoría el imputado no usaba preservativo. Cuando esto ocurría, el varón entregaba a la menor después del acto una pastilla anticonceptiva.

Cuando se denunciaron los hechos, un juzgado de instrucción de Palma ordenó la prohibición de acercamiento y comunicación del procesado con la madre y la perjudicada.

Inicialmente el ministerio público pedía para el acusado doce años de cárcel como autor de abusos sexuales a menor de 16 años. Tras un acuerdo entre las partes antes de la vista la condena ha quedado fijada en diez años.