Imagen de archivo de la vacunación de un usuario de la residencia Sa Serra. | Sergio Cañizares

Han pasado diez días desde el último festivo de Navidad (el día de Reyes) y la transmisión de la COVID se ha disparado de nuevo entre los usuarios de las residencias de mayores, uno de los colectivos más vulnerables frente al virus, aunque cada vez que Salut facilita estos datos insiste en que la gran mayoría de los afectados son positivos leves o asintomáticos. Si bien el pasado 6 de enero ya se habían contabilizado 68 positivos, la mitad de los cuales se notificaron en esa misma semana, en 15 residencias diferentes; este viernes, con el efecto de las fiestas incluido, ya eran 256 en 26 centros.

Las cifras, aunque lejos del estrago que sufrieron en la primera o segunda ola de la pandemia los geriátricos, son altas, y han hecho que algunos centros vuelvan a cerrar su puertas. Es el caso de Bugambilia que, con 39 ancianos contagiados, es la residencia con más afectados y ha tomado la medida de volver a confinar a sus usuarios que no pueden salir del centro. En esta ola, sin embargo, muchos de los pacientes ya no son ingresados en el hospital, una medida que se tomaba por principio de precaución cuando la incidencia de casos era baja o cuando no estaban vacunados. Así pues de los 256 positivos entre usuarios de residencias sólo 25, cerca del 10 %, han requerido hospitalización.

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En general, cuando se detectan contagios en los geriátricos, la dirección del centro da orden de mantener informados, si se puede a diario, a todos los familiares. En algunas residencias la falta de profesionales, también de baja por contagio, ha complicado las cosas, de ahí que deriven a los pacientes que puedan a los centros sanitarios, ocupados, de nuevo, por el grueso de pacientes que surgen entre la población general.

Entre el colectivo de trabajadores de los centros residenciales de mayores hay 248 personas con diagnóstico positivo, cuando el pasado 6 de enero se contabilizaron 150. Los protocolos para los no vacunados entre este colectivo se extremaron en su día cuando el Consell de Govern aprobó que debían presentar tres pruebas diagnósticas negativas a la semana, dos de ellas por PCR.

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La medida quería evitar la transmisión en centros tan vulnerables pero la alta propagación del virus, avivada por la alta movilidad y los encuentros sociales de las fiestas navideñas, ha resultado insuficiente. Según los datos de vacunación disponibles del pasado 17 de diciembre, todas las residencias tienen una tasa de vacunación superior al 80% en usuarios y la mayoría alcanzan la misma tasa entre los trabajadores.

Para poder abandonar las instalaciones hay que firmar una declaración responsable

Con el fin de establecer unos cuidados seguros para prevenir la transmisión de la COVID-19 al residente y al resto de la comunidad y evitar la entrada del SARS-CoV-2 en residencias del ámbito social, el residente o la persona que le acompaña se compromete a cumplir una serie de condiciones durante el tiempo que dure la salida. Es lo que se conoce como declaración responsable y en ésta se pide seguir con las recomendaciones establecidas en la comunidad en función del nivel de alerta sanitario vigente.

El residente, por ejemplo, solo se relacionará con personas mayores de 12 años que hayan recibido la pauta completa de vacunación, o bien que hayan superado la enfermedad dentro de los 6 meses precedentes. Sino deben comprometerse a estar con personas que tengan una prueba negativa.