El acusado en una sala de lo Penal de Vía Alemania.  | Juan P. Martínez

Quien puso el móvil en modo grabación en el baño y en la habitación de su hija de 15 años fue él. Pero todo, según su versión, tenía una explicación. «No lo puse para grabarla desnuda, sino porque pensé que allí hablaba de temas de drogas», aseguró el acusado durante el juicio celebrado este jueves en Palma. Su exmujer, que le pidió el divorcio tras lo ocurrido, desmintió ese extremo. «No me dijo nada de drogas cuando le pregunté por qué lo hizo». La Fiscalía pide para el procesado una pena de cuatro años de prisión y el pago de una indemnización de 3.000 euros para su hija.

La perjudicada, que ya es mayor de edad, cuestionada por la defensa de su padre, lo disculpó. «Lo perdono. No me gustaría que fuese condenado por esto, pero yo no tengo autoridad», dijo. Los hechos se remontan a la tarde del 15 de junio de 2019 en la vivienda familiar, ubicada en el Port d´Alcúdia. El hombre colocó su teléfono móvil con la cámara encendida en la habitación de su hija, que por aquel entonces tenía 15 años, y la grabó cambiándose de ropa. También lo hizo en el baño y allí se dio cuenta la menor. «Me iba a duchar y vi una gorra y una cámara que grababa. Me quedé en shock», explicó la joven, que tuvo que recibir asistencia psicológica.

El padre insistió en que su comportamiento estaba motivado por la seguridad de la chica. «No sabía que estaba enfocando a la bañera», declaró. Los vídeos acabaron borrados por el hombre. «No llegué a verlos», apuntó. Su defensa pidió en el informe que se tuviera en cuenta el perdón de la hija y el hecho de que no se visualizaran las imágenes. El juicio quedó visto para sentencia.