Imagen de archivo de una jornada de cribado en Ibiza. | Daniel Espinosa

El 31 de diciembre de 2019 se informó a la oficina de la OMS en China de varios casos de neumonía de etiología desconocida (causa desconocida) detectados en la ciudad de Wuhan (China). Tres años después, se pone el foco informativo sobre el mismo país ante el temor de que la nueva explosión de contagios que vive pueda reactivar la COVID en Europa, pues la tendencia natural de los virus es desarrollar variantes más infectivas.

Salut vigila con preocupación este nuevo escenario porque si algo se sabe de este coronavirus es su capacidad para reactivarse cuando la situación parece controlada.
«Nos preocupa cualquier aumento de casos en el mundo, hay una alerta y veremos cómo evoluciona», admite el portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas, Javier Arranz.

«Las nuevas variantes aparecen por diversos motivos y uno de ellos es el aumento de circulación en población no inmunizada, o de forma limitada, la posibilidad de que haya nuevas variantes es real», explica el experto. Ante esta posibilidad, una de las decisiones que ha tomado la Unión Europea es «mantener o intensificar el estudio genómico y de detección de variantes sobre todo en los próximos meses». Por su parte, el Ministerio de Sanidad recomendó ayer a los viajeros que vayan o vuelvan de China que tengan la vacunación completa y mantengan las medidas de prevención. Por vacunación completa se entiende las dos primeras dosis aunque los pinchazos de recuerdo son también recomendables.

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Una situación diferente

El escenario ahora mismo no es grave. «La situación allí no es la misma que en los países occidentales. China tiene sus propias vacunas que son menos eficaces que las nuestras y su cobertura es inferior, además la población ha estado muy controlada y no ha permitido la inmunidad natural», señala el doctor Arranz.

Por otra parte, la explosión de contagios en China tras desconfinar de golpe a la población avala, según este experto, la metodología de desescalada que se siguió en España. «Era esperable que les sucediera algo así, además en estas fechas, y habrá que ver cómo afectará la movilidad cuando se celebre el año nuevo chino», explica.

Si bien España, de momento, ha descartado imponer restricciones a los viajeros, EEUU, Japón e Italia ya han anunciado que les exigirán test negativos a su llegada en un intento de controlar la expansión de esta variante. Como curiosidad, Javier Arranz señala que la cepa BF.7 (derivada de la BA.5) estuvo un tiempo bajo la lupa de la agencia de salud pública británica que la desestimó como variante peligrosa.

La situación de la pandemia ahora en las Islas lleva meses estable, si bien ha crecido el número de personas ingresadas a causa de virus respiratorios, preocupa más la gripe, que este año recupera su espacio frente a la COVID. El mensaje del comité de enfermedades infecciosas sigue siendo el mismo: «vale la pena vacunarse de ambas enfermedades y todavía estamos a tiempo», concluye Arranz.