Marga Prohens este lunes en el Consolat de Mar. | Pere Bota

El nuevo organigrama del Govern presenta grandes cambios con el de Francina Armengol y hay algunos elementos que llaman particularmente la atención. Además de la supresión de las dos conselleries, la de Medi Ambient y la de Fons Europeos, el recorte en altos cargos se extiende a los segundos niveles y, sobre todo el número de asesores. Se juntan direcciones generales que antes iban por separado y el resultado es un ahorro de un millón de euros al año: de los 8,42 millones que costaban los altos cargos en el Govern de Francina Armengol la nueva estructura costará 7,41 millones.

Entre los cambios más importantes está la desaparición del Direcció General de Política Lingüística: no figura en el organigrama del nuevo Govern. Sus funciones las desarrollará la Direcció General de Planificació, Ordenació i Infraestructuras Educatives. Una de sus funciones será la enseñanza del catalán en el ámbito educativo y es la única referencia que se hace sobre esta materia.

La otra gran ausencia de todo el organigrama que ha dibujado Prohens es que no hay ni una sola referencia al desarrollo de la Ley de Fosas ni a los apartados de Memòria Democrática. En el programa pactado con Vox se acordó la derogación de la Ley de Memoria, pero se mantiene la de Fosas: no se sabe de quién dependerán estas políticas. De hecho, no hay ninguna mención, lo que deja en el aire la continuidad de estos trabajos ya que no se sabe de quién dependerán.

Las políticas de Igualdad estarán adscritas a la Conselleria de Famílies y quedarán bajo la Direcció General de Afers Socials i Igualtat. También desaparece del nombre de la Conselleria las referencias a la transición energética o al cambio climático, pero están. Serán una Direcció General de la Conselleria de Empresa, que llevará el nombre de Direcció General d’Economia Circular, Transició Energètica y Canvi Climátic.

Otras novedad del nuevo organigrama del Govern es la creación de una Direcció General de Salut Mental en la Conselleria de Salut y la puesta en marcha de una Direcció General de Coordinació i Harmonització Urbanística, que dependerá de la Conselleria de Habitatge, Territori y Mobilitat.