Dentro de la investigación, funcionarios de la Agencia Tributario acudieron la semana pasada al domicilio del empresario para incautarse del contenido de sus ordenadores. El empresario, que fijó su residencia en Suiza en el año 2013, se encontraba en Mallorca por la sentencia del Tribunal Supremo que daba luz verde a que reciba una indemnización de 96 millones de euros por el proyecto de Muleta II en el Port de Sóller y que tendrá que abonar el Govern.
Fuentes de la empresa explican que, durante los concursos de acreedores se ofrecieron a la Agencia Tributaria los derechos a una posible compensación por Muleta como pago por la deuda tributaria y que esa propuesta fue rechazada en aquel momento. Todos los concursos fueron más tarde declarados como fortuitos, sin responsabilidad por parte de Kühn en las deudas, aunque Hacienda no llegó a cobrar la mayor parte de lo que reclamaba.
El empresario alemán funcionaba con una red de unas cuarenta mercantiles antes de comenzar a pasar por dificultades económicas, prácticamente una para cada uno de sus proyectos. La inyección de los 96 millones de Muleta le permitiría levantar los últimos concursos de sus sociedades y pagar el pasivo de cuatro millones de euros que mantiene con sus acreedores.
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