Una lección de guitarra en el Privilege. FOTO: GERMÁN G. LAMA

P. TUR/J. HERRANZ Una guitarra detrás de otra y todo el público entregado a la habilidad de los vertiginosos dedos de Raimundo Amador. El ex guitarrista de Pata Negra y de Kiko Veneno ofreció en la noche del sábado un concierto de gran calidad en la discoteca Privilege, que congregó a una gran cantidad de público que acompañó cantando y con palmas cada uno de los temas de este músico gitano nacido en Sevilla en 1959.

Amador triunfó sin muchas dificultades, alternando la guitarra eléctrica con la española, los blues con las bulerías y los temas propios con aquellos que le hicieron famoso junto a su hermano Rafael al frente de Pata Negra. Pero el mérito no fue tan sólo de Raimundo, sino que su banda también tuvo mucho que ver en ello. Y sobre todo Charo Manzano, un prodigio de voz puesta al servicio del magisterio a la guitarra del protagonista.

Manzano se echó los temas de Pata Negra a la espalda, como «Pasa la vida» o «Camarón», dotándolos de una fuerza impresionante y evidenciando que, si bien a la guitarra es un fenómeno, Raimundo Amador anda corto de voz para enfrentarse a una larga gira de conciertos.

La fiesta, que dio comienzo a la una y media de la madrugada, continuó hasta las tres y media, después de los tres bises que ofreció el músico y en los que incluyó un apoteósico «Pata Palo». Antes, durante el resto de la actuación, Amador se permitió jugar con clásicos del rock como «Smoke on the Water», de Deep Purple, o «Little Wing», de Jimi Hendrix.