Fue un día de satisfacción para todos aquellos que han trabajado en la organización de la muestra «Eivissa. L'art dels 70». Elena Ruiz Sastre, cabeza visible del Museu d'Art Contemporani, no dejó de recibir felicitaciones durante toda la tarde por el resultado de esta exposición, que reúne algunos de los nombres más importantes que, artísticamente, han pasado por Eivissa. Pese a algún problema técnico -no funcionó el micrófono con el que tenían que hacerse los parlamentos-, todo fue viento en popa. Allí estaban muchos de los artistas que tenían obras en las paredes del MAC conversando entre ellos o con el público que se acercó al museo para recordar lo que fue, algunos, y para descubrir otra Eivissa, otros.

Mario Arlati recordaba los tiempos en los que trabajó con Marca-Relli en la isla. Eduard Micus, tras recorrer la exposición, descansaba en la terraza inferior del MAC. Un poco más allá, Rafel Tur Costa repartía saludos y Elena Ruiz seguía recibiendo felicitaciones. Durante los discursos, Florencio Arnán ofreció una clase de historia aplicada, hilvanando en su intervención la figura de San Ciriaco con el retrato de Inocencio X, obra de Velázquez, y la figura del obispo Abad y Lasierra.

Así como fue avanzando el acto el sol fue bajando y desapareciendo, e hizo más soportable los rigores de agosto que, todo hay que decirlo, imposibilitaba ligeramente la visita a las salas superiores a las que el sol bañaba con generosidad.