Ha empleado ocho años de estudios en la Escuela Massana de Barcelona para considerar que ya podía presentar su primera exposición individual. Para ello, Caroline Burcker ha escogido su isla, aunque naciera en Francia, ya que a los ocho días ya estaba viviendo aquí. Hasta el próximo día 18 pueden verse sus 20 terracotas cocidas y dos piezas de mármol en el Centre Cultural Alhadros: «He decidido hacerla en Eivissa porque tengo mi corazón en la isla y quiero darme a conocer primero en ella», apuntó.

Su formación profesional empezó a los 15 años en la Escuela de Artes y Oficios ibicenca, donde estudió diseño de interiores del 90 al 92. A continuación se matriculó por cuatro años en la sección de cerámica de la Massana. Al acabar le dieron un premio extraordinario, gracias al cual pudo seguir otros cuatros años más, en la especialidad de escultura: «Así podía seguir con la técnica del barro y experimentando cosas nuevas, como trabajar cara a cara con un modelo desnudo. Me apasiona trabajar con el cuerpo porque me gusta expresar el sentimiento que me inspira la persona que tengo enfrente, más que el cuerpo en sí», explicó la joven escultora, que considera que la razón de que haya menos escultores que pintores es debido a su dificultad: «Es un arte más complejo, para el que primero hay que saber dibujar y pintar; y encima no está tan bien visto como la pintura. Además, se vende mejor un cuadro que una escultura, porque es más fácil de ponerlo en una casa, claro», precisó.