P. R./R. C.
La comunidad científica y la que integran los historiadores se encuentran a la expectativa ante la resolución de uno de los enigmas que aún quedan por desvelar respecto a la figura de Cristóbal Colón: el lugar en el que reposa. En Sevilla fueron exhumados el pasado lunes los supuestos restos del descubridor de América y de su hijo Fernando. La iniciativa pretende averiguar, mediante el estudio del ADN, si los restos que descansan en la Catedral de Sevilla correponden al descubridor -pues ese 'honor' lo disputa también la Catedral de Santo Domingo-. La investigación que dio comienzo el lunes, aunque durará meses ya que incluirá estudios antropológicos, descriptivos, odontológicos, médico-forenses y resonancias magnéticas, pretende aclarar las diversas tesis sobre el origen del navegante, entre las que se incluye la defendida desde hace años por el investigador ibicenco Nito Verdera, que sitúa su linaje en Eivissa.

En el estudio genetista será determinante el cromosoma «Y», que se transmite de padres a hijos varones, ya que se tiene la completa seguridad de que los restos de Fernando Colón sí son auténticos, debido a que el cadáver del hijo del almirante no sufrió tantos traslados como el de su padre. Para poder llegar al sepulcro fue necesario construir un espectacular andamio en el interior de la Catedral de Sevilla, puesto que se encuentra sostenido sobre los hombros de cuatro figuras de más de tres metros de altura. Los restos se encontraban en el interior de una caja de madera, que inmediatamente fue cubierta por una bandera española, lo mismo que posteriormente se hizo con la urna en la que reposan los restos de su hijo Fernando. También se exhumaron los restos de su hermano Diego.