Un momento del rodaje del film protagonizado por Manuela Vellés y la cantante Bebe.

EFE|MADRID

El cine de Julio Medem siempre ha estado marcado por la complejidad, algo «no buscado», dice el cineasta, sino que le sale «de dentro». Sin embargo, con su último trabajo, «Caótica Ana», ha elegido una vía «más sencilla», con una estructura «más clara y limpia», y un final cerrado, «que no deja dudas abiertas».

Así lo ha confesado el cineasta vasco, quien desde que comenzó la escritura del guión de «Caótica Ana», y antes de empezar el rodaje de la película que se estrenará en agosto de este año, se refería a su nuevo proyecto de ficción, tras el polémico documental «La pelota vasca. La piel contra la piedra», como «el más arriesgado» de su carrera. Parte del rodaje se realizó en las Pitiüses, algo que ya hizo con «Lucía y el sexo».

La dificultad residía en un guión complejo con un reparto internacional, pero cuyo peso recae casi por entero en una actriz que nunca antes se había puesto delante de la cámara, Manuela Vellés, a la que el filme exigía «un sinfín de matices», comenta Medem, quien siempre repetía que, hasta finalizar el montaje, no podría saber qué película había hecho. «Caótica Ana» fue para Medem una vía de escape tras la depresión que, durante un año, le mantuvo alejado del cine, después de las agrias acusaciones que sobre él vertieron distintos sectores políticos y sociales en respuesta a su documental sobre el terrorismo vasco, «La pelota vasca. La piel contra la piedra». El realizador cuenta cómo «ya al escribir el guión de 'Caótica Ana' empecé a encontrar mi lugar. Y luego, el rodaje lo viví en estado de euforia total. Era un reto difícil que se volvió fácil», afirma. «Ana es una joven -dice Medem- con la libertad y los defectos propios de su edad. De repente, algo ancestral llama a su puerta y le descubre el inmenso pasado que arrastra sin saber. Y ése es su caos». La trama sigue a la protagonista durante cuatro años, desde que, a los 18, Ana se somete a una hipnosis y llega a la conclusión de que su existencia es la continuación de la de otras mujeres de épocas anteriores y que todas murieron, de forma trágica, a los 22 años. Así, convencida de que ése será su destino, abandona su Eivissa natal para aprovechar el tiempo que le resta en una periplo que la llevará por distintos lugares de España y Estados Unidos, en una huida de ese fatal destino del que logrará zafarse.