Vicent Ferrer y Raquel Guasch presentaron ayer un avance de su investigación en el salón de plenos del Consell de Formentera.

G. ROMANÍ

Vicent Ferrer y Raquel Guasch presentaron ayer en la sala de plenos del Consell de Formentera, un avance de su trabajo Ecotoponímia de Formentera, en el que se clasifican, documentan y explican un total de 1.777 nombres o topónimos de la zona de la Mola, es Carnatge y ses Clotades, la mitad este de la Pitiusa Menor. Ferrer señaló que la sección filológica del Institut d'Estudis Catalans tiene por costumbre hacer encuentros ordinarios en diversos puntos de los países de habla catalana y en 1990 ya hubo un encuentro en Eivissa por lo que ahora se ha hecho una nueva reunión, que se desdobla entre Eivissa y Formentera.

El trabajo no finalizado presentado ayer referente a la ecotopinimia es la continuación de uno hecho tiempo atrás por Vicent Ferrer relativo a la microtoponimia y que, como dijo ayer, es un paso más, porque habrá más estudios en la misma línea, ya que «hasta el momento sólo hemos terminado el trabajo en lo que se refiere a la parroquia de la Mola (que engloba además ses Clotades y parte de es Carnatge) y es una recogida de 1.777 nombres de lugares conservados por la tradición y que se han ido documentando en trabajos de campo gracias a la memoria oral de quienes viven en la zona».

Ferrer reconoció que el prefijo eco para la toponimía por desgracia se usa ahora de forma excesiva pero que en el mundo de la ciencia indica «un enfoque holístico, orgánico, distinguir sin separar, trabajamos en la recogida de topónimos pero al mismo tiempo recogemos mucha historia oral asociada que hace referencia a muchos aspectos de la vida de los formenterenses, técnicas de caza, pesca, gastronomía, costumbres, métodos de subsistencia doméstica o historia, y todo eso lo vamos recopilando de manera que finalmente el contenido del trabajo sea aprovechable para dar una visión amplia de la historia de Formntera».

Ferrer reconoció que el catalán es una lengua que no cuenta de normalidad plena, lo que comporta un peligro de sustitución sociolingüística, pero que es distinto del grado de valoración de su dificultad social, «el catalán no está dentro de las lenguas gravemente amenzadas -dijo Vicent Ferrer-, pero si no se consigue extender su uso en ámbitos formales como el cine, los medios de comunicación o la educación, nos arriesgamos a que las próximas generaciones no conozcan la lengua del lugar en el que viven», lo cual según Ferrer es irse acercando a un posible escenario de «desaparición» de la lengua catalana.

Sin embargo Vicent Ferrer descartó que el hecho se debiera a la inmigración como algunos apuntan: «La inmigración es un fenómeno que se da en todos los países pero no tiene las mismas consecuencias lingüisticas en función de los mismos, y la prueba son los Estados Unidos, con una gran afluencia de inmigración hispanoparlante pero en la que el inglés no está en peligro, es un idioma plenamente funcional y hace que sea una lengua significativa que debe ser aprendida por los recién llegados». No obstante Ferrer señaló que en Formentera, hoy por hoy es posible que lleguen personas que vivan y trabajen toda la vida y mueran aquí sin hablar con la lengua propia de la isla, lo cual es una base obvia para la división de la sociedad.