EFE-ANDORRA

El escritor y embajador de España en el Reino Unido desde octubre, Carles Casajuana, ganó ayer el Premi de les Lletres Catalanes Ramon Llull, dotado con 90.000 euros, por su novela Casc antic o l'últim home que parlava catala. Una novela que toma como punto de partida un caso de «asustaviejas» o de acoso inmobiliario, pero que va más allá y plantea la desaparición del catalán.

Uno de los protagonistas de la novela es un escritor que, a su vez, es el último ocupante de un edifico de la ciudad de Barcelona, cuyo propietario quiere vaciar para rehabilitarlo «con fines especulativos», según explicó ayer Casajuana.

Pensada como una «trama policiaca», la obra tiene una «víctima», que es el catalán, que ya ha desaparecido como lengua; un investigador que es un profesor norteamericano que intentará averiguar los motivos de esta desaparición; y un testigo, que es el último hombre que habla catalán. En definitiva, una novela «sobre el valor de la literatura en el mundo actual, sobre la identidad y el bilingüismo».

En relación a la convivencia entre las lenguas catalana y castellana, el escritor catalán dijo que la primera es la «más débil», porque la segunda «se convierte en el punto de referencia inmediato para el catalán en muchas situaciones». Añadiendo: «Cuanto más se sabe de una lengua, más se sabe de las demás. No hay nadie que quiera la desaparición o el empobrecimiento de una de las dos lenguas», aseguró.