Jesús Miranda de Larra, descendiente directo de 'Figaro' (uno de los seudónimos más conocidos de Larra), presentó el pasado día 4 su obra en Madrid.

AGENCIAS / J. H.

El libro Larra. Biografía de un hombre desesperado, de Jesús Miranda de Larra, coeditado por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y la Editorial Aguilar, conmemora el bicentenario del nacimiento de Mariano José de Larra (Madrid, 1809-1837), considerado el «padre del periodismo español». La biografía está basada en una amplia documentación que incluye fotos y apéndices que contienen la genealogía del periodista, un poemario, un ideario con fraseología y algunos manuscritos que se publican por primera vez. «Llevaba años investigando y sólo tenía que ordenar mis papeles», declaró su autor, hijo del bisnieto del malogrado escritor madrileño.

Conocido como un eminente articulista, Larra trabajó con claridad y vigor en su prosa. En sus textos, combatía la organización del Estado, el absolutismo y el carlismo. Se burlaba de la sociedad, y rechazaba la vida familiar. «Era considerado un rebelde, pero en aquella época se necesitaba la rebeldía», destacó Miranda de Larra.

Pionero del periodismo

Larra representa el romanticismo democrático en acción, puesto que los males de España son el tema central de su obra crítica y satírica. «Aportó al periodismo una nueva forma de escritura, que valoraba no sólo la lengua, sino el compromiso social y político», matizó Miranda de Larra. Su trayectoria no se disocia del contexto histórico en el que vivió. Nacido en 1809, cuando acababa de empezar la Guerra de la Independencia, su vida discurre entre el reinado de Fernando VII (la llamada década ominosa) y parte de la regencia de su mujer, María Cristina, en una España marcada por la intransigencia y la falta de libertad, azotada por una guerra carlista en la que la cuestión dinástica encubre el enfrentamiento entre el liberalismo y la reacción más oscurantista.

Después de pasar su niñez en Francia (donde su padre se exilió), Larra volvió a Madrid y se integró a la vida cultural muy joven, disfrutando con las tertulias y la proliferación de periódicos. Desde sus primeros textos, mostró «el dolor por España», que sería una marca de su estilo, lamentando el atraso del país, defendiendo los derechos del pueblo y propugnando un mejor uso de la lengua castellana. «Larra criticaba con la intención de corregir», precisó el autor, una de cuyas frases más famosas fue «Aquí yace media España; murió de la otra mitad».

Un romántico excesivo

El autor de la biografía de 'Figaro', uno de sus seudónimos más usados, cree que la mezcla de desilusiones políticas y fracasos profesionales y personales de Larra fue lo que llevó al suicidio el 13 de febrero de 1837, pocos días antes de cumplir los 28, disparándose un tiro en la sien. Suicidio influido sin duda por la ruptura de sus relaciones con Dolores Armijo, que ese mismo día lo visitó en Madrid y «le pidió las cartas con el fin de borrar todo vestigio de la relación pasada», apuntó Miranda, quien incluye en la biografía estos adjetivos para explicar el carácter de Larra: «Era inteligente, orgulloso, enamoradizo, inconstante, versátil, sarcástico, misántropo, escéptico, mordaz y generoso». Añadiendo: «Fue un niño sin niñez, un desarraigado nato», marcado por la separación de su familia, ya que de los 4 a los 9 años estuvo internado en un colegio de Francia, debido a que padre (afrancesado, como tantos intelectuales de la época) se exilió.

Tras la muerte, su reconocimiento d fue inmediato y creció con la llegada de la generación del 98. Zorrilla, que se dio a conocer en el entierro del periodista, le trató mal y se arrepintió de ello en sus memorias. Baroja, Azorín y Maeztu le elogiaron; Antonio Machado consideró su suicidio «un acto maduro de voluntad y conciencia» y los intelectuales de la generación de 1914, con Ortega y Azaña a la cabeza, le consideraron un compañero distinguido.

«Si viviera hoy, no se suicidaría», aseguró Miranda de Larra. «Eran otras circunstancias y él, muy patriota, se dio cuenta de que sería incapaz de cambiar lo que le molestaba», subrayó. Sin embargo, el biógrafo cree que el periodista actualmente seguiría muy crítico y que su pena se volvería en contra de «los fallos de los procesos judiciales» y «la falta de cultura».

Además del libro, una serie de conmemoraciones (cuyo comité de honor está presidido por los Príncipes de Asturias) celebrarán el bicentenario de Larra, con la participación de instituciones como la Biblioteca Nacional, el Instituto Cervantes, la Asociación de la Prensa de Madrid y el Ateneo de Madrid.