CARLES DOM`ÈNEC

El neoyorquino Bruce Gilden, miembro de la Agencia Magnum, es un claro exponente del street photographer. Conocido por sus retratos en Manhattan, a golpe de flash y a poca distancia del sujeto.

-¿Son sus fotografías una creación o un documento?

-Tratan de la condición de la vida y de las personas en relación a la sociedad. Cuando empecé a tomar fotos en la calle no pensaba demasiado en eso, simplemente hacía fotografías, pero me fui dando cuenta por el contenido de las imágenes que, en realidad, me manifestaba sobre el mundo que me rodea y sobre la sociedad. Este mundo no es maravilloso.

-No veo optimismo en sus imágenes. ¿Es una decisión técnica ya que el drama es más fotogénico?

-No lo sé decir. Creo que hay humor en mis fotografías. La mayoría de mis imágenes son de personajes de mediana edad pero me interesan las cosas que no son normales. En Nueva York es fácil porque tienes mucho material pero hay que ser muy rápido. Haití es más exótico. He ido incorporando quién soy y lo que hago bien en mi fotografía. Lo peor para mí sería llegar a un sitio donde todo tuviera el mismo aspecto. Busco siempre la diferencia.

-¿Aceptaría que alguien le diera un susto, le hiciera una fotografía a poca distancia con un potente flash y la publicara a nivel internacional?

-Me daría igual. Yo lo hago. ¿Por qué me debería preocupar? Siempre me ha parecido muy hipócrita que Henri Cartier-Bresson se enfadara cuando lo retrataban. No me gusta ser fotografiado, pero, en cierto modo, me siento adulado. Es divertido porque hay gente que me asalta y me hace una foto. Pienso que conocen mi trabajo y tratan de copiar mi estilo.

-¿Se siente un intruso?

-No me preocupa. La calle es libre. Lo único que me importa es si algún retratado se pone violento. Aparte de eso no tengo otra moral.