Abe Rábade, ayer, tras llegar a la isla para participar en el festival.
Foto: MARCO TORRES

PEP TUR

-Desde que llegó por primera vez al festival se ha implicado mucho en él, ¿podría explicar cómo ha sido ese camino?

-Esa evolución ha sido merced a la confianza de Juan García Merayo, que es una de las personas que más hace por este festival. Lo que empezó siendo como una apuesta experimental que no se sabría si tendría continuidad, acabó siendo algo que me ilusiona mucho preparar año tras año y que pone de manifiesto la cantidad de gente, de talentos, que ha pasado por el circuito de jazz del Injuve. Es muy ilusionante, pero por otra parte siento también esa responsabilidad que deposita la organización del festival en mí. Es un proyecto muy atractivo participar en el festival y concretamente en la dirección musical del Ibiza Jazz Experience, un apartado en el que tengo libertad plena para escoger a gente que haya participado en ediciones anterioers y dirigirla musicalmente.

-Pero este año tiene un regusto diferente por el encargo de componer la 'sintonía' del festival...

-Al final escogí una canción tradicional ibienca, De jo et vas despediguent, que escuché en la versión de UC. He hecho una versión libre, una rearmonización, una jazzificación.

-Una versión que une además el Atlántico con el Mediterráneo.

-Eso es. Acaba siendo metafóricamente algo muy bonito, y además he optado por grabarla con con el octeto el que voy a funcionar estos años para grabar de manera más orquestal, y creo que ese tema va a estar en ese disco.

-Lo incluye en su repertorio.

-Sí, porque aparte de ser un encargo del festival creo que es una composición que funciona perfectamente para incluir aires distintos en el repertorio y la verdad es que ya lo he interpretado en algunos festivales. Ha tenido buena acogida y cuando lo interpreto aprovecho para publicitar el festival, señalando que es la sintonía oficial desde este año. Logroño, Madrid, Vigo... ya lo he tocado en varias ciudades.

-Llegó con el Ibiza Jazz Experience en 2006 y esta será su cuarta formación. Una constante es que el público responde y cada año, al acabar el festival, la formación está entre los grupos que más han gustado al público, ¿a qué cree que se debe?

-Es algo que me emociona muchísimo. Una de las razones puede ser el modo en el que recluto a la gente que participa en la formación, para que todos se vean implicados a nivel compositivo. Los integrantes suelen preparar un tema especial para la ocasión. Eso hace que el repertorio sea muy variado y la implicación de los músicos muy alta.

-En el grupo mezcla valores muy consagrados, como Sambeat o Miralta, con gente muy joven, como el batería del pasado año, que era un chaval.

-Este año también viene un batería muy joven, de 22 años, de Galicia y habrá gente consagradísima junto a gente menos conocida. La propia idea del festival es esa y cuando me dijeron que dirigiese musicalmente este grupo me insistieron en que hubiera varias generaciones sobre el escenario. Y es lo que le da ese punto de encuentro incluso entre generaciones, además de ser una escaparate que los más jóvenes cojan en sus carreras una responsabilidad importante al tocar en un festival importante como éste. Es una oportunidad de oro para apuntalar sus carreras.

-En los últimos años el piano vuelve a ser un instrumento principal en las formaciones de jazz, tras la gran época de los instrumentos de vientos, tanto en Europa como en EE UU. ¿Cómo ve estos dos estilos? ¿Cómo se relacionan?

-Creo que está mas abierto que nunca y eso es muy positivo. Hay muchas corrientes que se están desarrollando simultáneamente. Hay grupos como EST, que abrió un filón importante en Europa para consolidar un estilo que tal vez no tenía demasiado predicamento y dio rienda suelta a que salieran muchos grupos en su estela. Al mismo tiempo tenemos la corriente más ortodoxa, que siempre va a estar ahí. Pero por otra parte no hay que olvidar que desde su propio nacimiento el jazz ha sobrevivido gracias a sintetizar numerosos elementos. Desde los puramente estilísticos, hasta los que han abierto el debate sobre si debe ser una música acústica u otra que apele a la electrónica, o que combine ambas cosas. Una de mis bandas favoritas, que vive entre los dos mundos, es la del trompetista norteamericano Terence Blanchart, que por una parte reverencia la tradición acústica pero en su grupo incluye últimamente retazos de última tecnología y eso le da un toque de calidad porque está hecho con mucho gusto.

-¿La convivencia entre estilos?

-Es bueno que se practiquen todo tipo de estilos y que puedan convivir 'pacíficamente' y que entre los propios músicos seamos todos respetuosos con las apuestas de toda la gente. A nivel estético es muy importante, además, cómo se han ido incorporando los estilos musicales autóctonos, Cómo los músicos beben de las raíces tradicionales de cada lugar.

-¿Y la ortodoxia?

-A estas alturas de la vida sigue siendo necesario hablar de la tradición universal del jazz, porque en ella sí que hay una cierta ortodoxia. A partir de ella, que debería ser común para todos los músicos de jazz, hay que desarrollar porque si no sería un poco caótico. Perderíamos la base sobre la que comunicarnos, el código con el que hacerlo.

-¿Cuáles son sus deseos para este festival?

-Mi deseo es que el formato del festival reciba el visto bueno por parte del público, porque su filosofía me parece muy interesante ya que conjuga la apuesta por el jazz local, el nacional y el internacional. Creo que a lo largo de estos años se ha creado una afición por el jazz en la gente de la isla, e incluso evidentemente en personas que saben que uno de los atractivos de estar en Eivissa en esta época es el festival.