La galería Km.5 (carretera de Eivissa a Sant Josep) acogerá a partir de las 21,30 horas del próximo martes 8 la inauguración de la exposición The Touch, de Holger E. Dunckel, que estará abierta al público hasta el próximo día 22. Una muestra en la que el polifacético creador alemán residente en Eivissa, director del Centre Cultural de Sant Joan, ofrece una seríe de trabajos fotográficos digitales a partir de conocidos iconos del eterno femenino en el mundo del arte y de la cultura mediática, como son la Venus de Botticelli, la Gioconda de Leonardo de Vinci o Marilyn Monroe. Una intervención y manipulación digital que Dunckel que, en parte, había presentado en Alemania; en la exposición Panorama Girls, que realizó la pasada primavera en la Muestra BUGA de la TV Tower Station Schwerin.

Un trabajo plástico que aprovecha las posibilidades de la revolución digital para recrear imágenes archiconocidas. Una nueva dimensión de los montajes, uno de cuyos 'padres' fue otro polifacético creador alemán que vivió en Eivissa un tiempo durante los años 30, Raoul Hausmann, quien al respecto escribió: «Empecé en el verano de 1918 a hacer cuadros de papel coloreado y de recortes de periódicos y carteles. Pero con ocasión de unas vacaciones en la isla de Usedom del Báltico, en un pueblo de pescadores, Heidebrink, inventé el fotomontaje».

Antecedentes

Junto a Hausmann, fueron también Baader y Hannah Höch quienes desarrollaron la técnica del fotomontaje. Una modalidad creativa que poco a poco fue logran carta de naturaleza y de reconocimiento artístico y económico, hasta alcanzar el éxito de los famosos montajes en forma de serigrafia de Robert Rauschenberg y Andy Warhol. Un arte particular que hasta la aparición de las posibilidades digitales se alimentaba principalmente de negativos; por ejemplos, cortes de fotografías que por sí mismas no representan ninguna imagen reconocible e identificable.

«Nuestro ojo tiende a inclinarse a poner ciertas relaciones ópticas en un orden conocido y cotidiano. No distingue, o no quiere distinguri, la variedad de las formas, que sólo se hacen visibles si uno suela las riendas de la conciencia», explicó Holger E. Dunckel, añadiendo: «La visión es un proceso social. Estamos trivilizando las cosas a través de alegorías visuales que nos conducen a negar la diversidad de los significados. El órgano óptico ojo es el mismo en su construcción desde.... digamos la Edad Media. Pero qué distinción en el foco de interés con una mriada desde la conciencia social».

Continuando su reflexión estética y orgánica en estos términos: «Se abre un abismo entre la vista usual de las cosas cotidianas y la mirada actual refinada que aprendimos para ver nuevas conexiones y señales, y que se nutre de cualquier forma negativa. Así, nuestra percepción parece ciega para percibir el fondo, lo que nos permite reconocer y percibir el fotomontaje», concluyó Dunckel.