'Ganes de Mus', cinco historias breves sobre la postguerra civil en Mallorca

Según ha explicado el responsable del montaje, «el espectáculo comienza con una lectura dramatizada y, poco a poco, se va abandonando el texto para pasar a narrar e interpretar de una forma directa las historias de los distintos personajes». Así, «los actores evolucionan a medida que las historias se van contando, abandonando el vestuario formal del principio (americana, camisa, corbata, chaleco...) para terminar en mangas de camisa. Acción de despojarse que marcha el ritmo del montaje y las ganas de los actores para explicar de una manera directa y coloquial las historias que tienen entre manos. De ahí el título del espectáculo, Ganes de Mus», precisó Antoni Rosselló.

Un retablo claroscuro

El objetivo de este trabajo de Petita Pàtria «es acercar a los jóvenes, y a los no tan jóvenes, las historias de nuestros mayores», precisa el dossier de un montaje en el que Mus describe con vivacidad, vigor, y una serie de tonos en claroscuros contrastados, narraciones pintorescas y dolorosas, astucias payesas y malicias ingenuas. Un conjunto de situaciones que se mueven entre la crueldad y la ternura.

Ganes de Mus ha sido presentada con anterioridad en varios escenarios del archipiélago, siendo bien recibida por el público y la crítica. Así, por ejemplo, esta opinión de Francesc M. Rotger: «A este respecto, resulta decisivo el trabajo, convincente y matizado, de los tres intérpretes; tres excelentes actores, largamente aplaudido por el público»; la de Carlos Gil: «Retórico, cartesiano, textual, Ganes de Mus refleja momentos de la Mallorca de postguerra con pulcritud; un trabajo siempre a favor de los textos, con pocas acciones y excelente dicción».

O la de Javier Matesanz (Diari de Balears): «Logra impregnar la obra de una originalidad de carácter tradicional a través de una teatralidad apenas teatral que funciona porque emociona, porque comprende y acerca la nostalgia de un tiempo que los de mi generación no hemos vivido, pero nos han contado, y nos parece reconocer en manos de unos chicos de apenas 20 años convertidos en nuestros convincentes mayores recuperados de la memoria colectiva. Un reto que afrontan con madurez y precisión bien convincentes».