Zenet, en una imagen promocional.

No se dejen llevar por su estilo de hombre clásico y apariencia seria. Toni Zenet, a pesar de que nunca se quita el sombrero, habla de manera rápida y apasionada. Por algo confiesa que tiene una forma muy «sureña» de expresarse. Su música es fruto de múltiples pruebas y experimentos. Le gusta cambiar y es por ello que, en el concierto que ofrecerá el viernes 18, a las 19 hora, en Can Ventosa traerá a un quinteto en vez de a su banda completa formada por ocho músicos. «A mí me gusta cambiar la formación, probar nuevos sonidos con las mismas canciones», apunta. Trompeta, batería, contrabajo y guitarra acompañarán la voz de Zenet en el concierto intimista que tiene preparado para el público ibicenco, que lo verá por primera vez en la isla.

-Sus grabaciones deben ser un tanto anárquicas porque no usan metrónomo...
-Es algo muy de la vieja escuela. Así tocaban los músicos antiguos. En una canción nos dejamos llevar por nuestro tempo interno. Podemos estar en un tiempo lento para avanzar a un tempo más rápido para más tarde volver a uno lento. De alguna manera, lo que intentamos es interconectarnos entre todos los músicos y fijarnos en el tempo interno que tenemos todos. Creo que así sale mucho más humana la canción.

-Eso requerirá un conocimiento profundo de sus compañeros entre ellos...
-Requiere gusto por la música y mucha intuición. Lo fácil es seguir a una cosa que hace 'tac, tac, tac' (el metrónomo) e ir al tiempo. Pero el ser humano es más complejo que eso. Cuando vas andando por la calle, no siempre sigues el mismo ritmo, sino que hay veces que necesitas cruzar una calle y vas un poquito más rápido; o más lento, cuando te gusta lo que estás viendo en una calle bonita. Pasa igual en nuestras canciones.

-¿Fue mucha responsabilidad grabar este segundo trabajo tras el éxito de Los mares de China?
-No te creas, porque tenemos la confianza del público al que le gusta lo que hacemos. El primer disco lo hicimos, en cierto modo, pensando que iba a ser para nosotros, que nos lo íbamos a 'comer con patatas'. Fue una sorpresa. Así que, de alguna manera, con su confianza hemos hecho el segundo disco, que está hecho con mucho cariño y en el que teníamos muchas cosas que decir. De alguna manera hemos desarrollado las ideas que se iniciaron con ese disco.

-¿A qué suena Todas las calles?
-Tiene sabores de todas las calles del mundo. Suena parecido a 'Los mares de China' en el sentido de que, de nuevo, nos nutrimos de otros géneros para hacer el nuestro. Aunque seguimos manteniendo el jazz como base, en este segundo disco hemos introducido algunos ritmos caribeños que nos parecían muy bonitos. Así que, poco a poco, vamos introduciendo nuevos géneros que nos quedan por cantar.

-¿De dónde son esas calles?
-Escogimos el título porque forma parte de la letra de la canción 30 de febrero que dice: «Todas las calles hacen esquina con la tuya». Elegimos esa frase porque a todos nos pareció muy bonita y que expresaba muy bien lo que queríamos decir con este disco que es, que todos los caminos llevan a Roma y que todas las músicas son la Música. No hay una calle localizada, sino que son todas las calles del mundo.

-¿Cuales son sus influencias?
-Soy muy ecléctico en ese sentido. Hay influencias de todo tipo. En mi casa, de pequeño, escuchábamos todo tipo de música, desde Chavela Vargas, Silvio Rodríguez a Frank Sinatra o los Beatles. El flamenco siempre está presente porque soy muy sureño a la hora de expresarme. Siempre está detrás la forma sureña porque considero que es el colador por el que tiene que pasar pero, evidentemente, cualquiera que esté esperando algo de flamenco, no lo va a encontrar, lo mismo pasa con el tango. Es como meterlo en una batidora. Si has echado cuatro o cinco frutas, evidentemente, lo que te vas a tomar después es un zumo que no sabe a ninguna de ellas y en general a todas.

-¿No recomendado para puristas entonces?
-Pues no sé que decirte porque resulta que son los propios puristas los que dicen que es un buen disco (risas).

-¿De quién fue la idea de publicar dos versiones, una sencilla y una en la que se incluye un dvd del 'making off'?
-Yo estuve muy interesado en que saliera este material porque desde siempre, mucha gente me ha preguntado cómo hacemos estas canciones, cual es el proceso. Por eso decidimos que una cámara lo grabara todo. Es un documental de 20 minutos que, para los curiosos, será muy interesante.

-¿Le gusta trabajar cada detalle de manera artesanal?
-Estoy muy interesado en todos los detalles del disco. Estoy muy encima del diseño, de la producción pero para mí esto es un trabajo en familia y lo hacemos entre todos. Las ideas se someten a votación y todo el mundo tiene la posibilidad de expresar su opinión. Todo el proceso creativo paralelo también está reflejado en el dvd y es muy interesante ver como todo el mundo pone su granito de arena.

-¿Qué se encontrará el público ibicenco?
-Será un concierto muy especial. Tenemos muchas ganas de tocar allí. Será algo intimista y si disfrutamos en el escenario, el público también lo pasará bien en nuestro viaje por 'todas las calles'.

Renovarse o morir
Toni Zenet está muy seguro de que la industria musical de este país está tomando un nuevo rumbo: «Se está acabando la producción de grupos de manera 'prefabricada'». Según él el secreto radica en que el mercado debe recurrir «a la creatividad de los propios artistas para renovarse». Respecto a la polémica Ley Sinde que estos días ocupa tantos titulares sentencia que «no sólo es una cuestión política». Para Zenet, «está bien que se hayan sentado dos partidos grandes para hablar de este tema pero creo que las operadoras telefónicas y las multinacionales también deberían sentarse en esa mesa» y añade que «deben plantearse no hacer discos que cuesten 20 euros». El malagueño concluye con que «hay que darle cabida a todo el material creativo que se produce en España, pero de una forma renovada. La industria, tal y como la concebíamos hasta ahora, ha muerto».