Dos asistentes a la apertura de la muestra observan dos de las obras que se incluyen.

El pintor norteamericano Robert P. Hawkins, Boston 1948, inauguró anoche, en la Sala de Exposicions de l'Ajuntament Vell de Formentera, una colección de sugerente título, Sospechosos habituales. Hawkins, que siempre ha alternado el paisajismo con el retrato, se ha prodigado habitualmente en la primera de las facetas en sus muestras en la pitiusa del sur. La mayoría de sus exposiciones se centran en el paisaje, la luz, los cielos, los bosques y las nubes, los kioscos, por los que siente una especial predilección, y, en la mayoría de esos casos, las personas, un elemento que figura en la obra pero que prácticamente nunca es el personaje de la misma. La exposición permanecerá abierta hasta el día 27.
En esta ocasión, Hawkins hace lo contrario, se centra en personajes de su entorno, personas a las que conoce y de las que, con su pintura, busca sacarles a veces lo obvio, en ocasiones lo que está detrás de la imagen. En este caso, exhibe una quincena de retratos en los que juega con la pincelada que transmite la impresión, busca los juegos y los contrastes rápidos, intenta extraer el alma del retratado y, a veces, lo dota de una perspectiva inédita que no deja de ser cierta, quizás es la menos conocida, la inusual, por eso él artista llama a su colección Sospechosos habituales, ya que busca y encuentra en ellos lo que no es obvio.
Hawkins, que se define como figurativo, estudió arte con Constantine Pougialis, su primera maestra, en la Boston School, con R.H. Ives Gammer, pero, aunque era una de las escuelas de mayor nivel e importancia, pronto Robert la abandonó por considerarla excesivamente academicista, pasando después a Philadelphia, donde acude a diversas escuelas hasta que regresa a Boston al Montserrat College of Art un lugar más progresista en el que Hawkins acabará encontrando su propio estilo.
Viaje
A finales de los setenta «pongo todas las cosas que tengo en mi barco y viajo hacia Europa estando en Portugal, el Sur de España, Canarias y Marruecos dedicándome únicamente a pintar». El paso siguiente es París, primero en las cercanías de la Bastilla y desde hace unos años en Montmartre y desde entonces, hace casi un cuarto de siglo, alterna sus estancias invernales en París o en Italia y los estíos en Formentera, donde llegó hace casi 30 años y donde hay un importante grupo de pintores que, como él, alternan la Ciudad de la Luz con la Pitiusa Menor como son Erró, Antoni Taulé o el escultor Aarón Keydar.
No obstante, Hawkins, voluble cual camaleón como se comprueba en sus exposiciones, reconoce que el retrato sólo es una parte del corpus de su trabajo, quizás la menos conocida en la isla ya que tiene largas series centradas en la posidonia.