En octubre de 1962, en La Habana (Cuba), me encontré con El Ciclo Hispánico de Salvador de Madariaga, basado en tres personajes que fueron decisivos para España y para América: Cristóbal Colón, Hernán Cortés y Simón Bolívar. Me cautivó entonces la biografía de Colón, hasta el punto que desde entonces he publicado siete libros sobre el navegante descubridor, escrito incontables artículos sobre los enigmas que plantea, he intervenido y debatido en programas de radio y de televisión, participado en congresos y simposios nacionales e internacionales, y resulta que ya llevo 49 años dedicados a estudiar el origen de Colón y la problemática que le rodea. El resultado de tan larga investigación es que Colón tiene una relación insoslayable, que no se puede ocultar, con las Pitiüses. Para ser más concreto, mi propuesta es que Ibiza ha descubierto a Colón.
Cierto es que en Italia, Cataluña, Mallorca, Portugal y Galicia también reclaman la cuna de Colón, pero resulta que no puede ser italiano, ni portugués ni gallego, por la sencilla razón de que la lengua propia del navegante era la catalana. Y lo hemos podido demostrar científicamente. En cuanto a las teorías que hacen a Colón natural del Principado de Cataluña o de Mallorca, puedo afirmar, con documentos auténticos, que Colón no podía ser un tal Joan Colom Bertran de Barcelona, por la sencilla razón de que falleció antes de 1492; mientras que el Colón mallorquín también es imposible ya que el candidato de Felanitx, en caso de haber existido, era mucho más joven que el descubridor.
La cuestión es que Colón utilizó numerosos topónimos de las costas de Ibiza y de Formentera para bautizar nuevos accidentes geográficos que encontraba en el Caribe, prueba innegable que conocía nuestras islas, al igual que en sus escritos se encuentran algunos vocablos del catalán hablado en las Pitiüses. Pero la novedad es que Colón puntuaba sus escritos con unos signos llamados vírgulas suspensivas y puntos: (/), (/.), (./), (//), desconocidos en Italia y Castilla, pero utilizados en numerosos escritos conservados en el archivo de la Pavordía de Ibiza. El descubrimiento se debe a la Dra. Estelle Irizarry, profesora emérita de Georgetown University, Washington D.C, autora de El ADN de los escritos de Cristóbal Colón (2009), en donde explica el sistema de puntuación a que se acoge Colón y señala que «las correspondencias respecto a signos, uso interno y final y frecuencia de uso son las que se dan en tierras hoy en día de habla catalana, que estaban bajo la Corona de Aragón, donde se encuentran configuraciones idénticas en la puntuación de manuscritos, como en Ibiza, pero tenues en Valencia y en Tarragona».

Religión
En cuanto a la religión de Colón, que la gran mayoría de historiadores italianos y españoles dan por hecho que era católico, resulta que no es cierto. En cambio hay otros investigadores que han llegado a la conclusión de que era judío converso y criptojudío, como el norteamericano Maurice David (1933), Salvador de Madariaga (1958), Simón Wiesenthal (1973), un servidor de ustedes después de investigar en Jerusalén y Estelle Irizarry, que ha demostrado que la lengua vehicular de Colón no era un castellano arcaico, como nos han querido hacer creer, sino que se trata de ladino, judeoespañol mezclado con catalán.

Los Colom de Dalt Vila
Cristóbal Colón, llamado así en las Capitulaciones de Santa Fe (1492), era Colom en Portugal antes de su llegada a Castilla, en escritos anteriores al descubrimiento conservados en Simancas y en los Pleitos Colombinos, y el historiador González Fernández de Oviedo, que lo conoció personalmente, le llama Colom y también a todos los demás miembros de la familia. Entonces, teniendo como se tiene el ADN de Colón, y habiéndose comparado con el de otras 500 personas vivas de apellido Colom, Colombo y Colomb residentes en Cataluña, Valencia, Islas Baleares, Italia y sur de Francia, el resultado es que no hay ni una coincidencia. Y a mi entender, es debido a que la familia judía de Colón adoptó el apellido Colom al convertirse al cristianismo.
Y así, los topónimos, los nombres de lugares de las Pitiüses que usó Colón en sus cuatro viajes descubridores, nos ayudan a relacionarlo con la familia Colom de Dalt Vila, bien documentada en el siglo XIV. Aparecen en cartas reales conservadas en el Archivo Histórico y en el de la Pavordía, y con la ayuda y colaboración de Joan Marí Cardona (EPD), el historiador Antoni Ferrer Abárzuza y la del canónigo-archivero Francesc Xavier Torres Peters, he conseguido documentar a varios miembros de la familia Colom, en la que destacan notables políticos y mercaderes: Francesc Colom, procurador de la antigua Universitat y mercader; Guillem Colom, mercader; y Bernat Colom, jurado de la Universitat que se reunió en 1340 con el rey Jaume III en Perpignan.
Y hasta he podido situar la casa de Francesc Colom -en el Capbreu de 1396-1398-, en la calle del Esvaïdor, vocablo que significa matanza, asalto, que se encuentra en la zona comprendida entre el actual convento de las Monjas de Clausura, la capilla de Sant Ciriac y el carrer dels Jueus, del cual aún se conserva un pequeño tramo que pasa por el jardín de la familia Bertazioli.

El Colón ibicenco
El problema del 'Colón de Ibiza' es que es un desconocido en España y que no tiene repercusión en los medios de comunicación de Barcelona, ni de Madrid. En los de Baleares sí, aunque tenga más presencia el imposible Colón de Felanitx, que siempre ha gozado de los favores del Consell de Mallorca y de las Casas de Baleares de América, que por cierto dependen de la Conselleria de Presidencia del Govern balear, que debería ser de todos. De manera que para dar a conocer mis investigaciones, mi tesis, he tenido que autoeditar varios libros e inventarme una web: www.cristobalcolondeibiza.com, que recibe visitas de colombinistas de varios países.
Y ya ven, salvando todas las distancias, estoy completamente de acuerdo con la que fue presidenta del Consell Insular de Mallorca, la señora María Antonia Munar, y me refiero a que en una ocasión manifestó que sería muy importante para el turismo de Mallorca demostrar que Colón era mallorquín. Ya lo creo que sí, y para Ibiza también, que contaría con un producto cultural de primer orden incrustado en el corazón de Dalt Vila, una zona declarada Patrimonio de la Humanidad. Y lo digo aquí y ahora, 519 años después de que el ibicenco Cristòfol Colom descubriera América para los reinos de Castilla-León.