De izq. a dcha., Elena Ruiz, Luis Rom-Ero y Lina Sansano, ayer, durante la presentación de la exposición del salón de plenos del Ayuntamiento de Vila.
«Es un gran artista de cocina», aseguraba ayer Elena Ruiz, que matizaba así sus palabras: «Con esto quiero decir que es un gran artista, que no improvisa su técnica y debajo de cada obra hay capas y capas de preparación y de temas que se van solapando, superponiendo y yuxtaponiendo». De este modo, la directora del MACE describía la obra de Luís Rom-Ero, que alberga el salón de plenos del Ayuntamiento de Vila. Las obras, como ya ocurrió con las de Micus, Pepe Tauste o Tur Costa, permanecerán en este lugar durante un año.
A la presentación de la muestra, que tuvo lugar ayer, acudieron el propio Luis Rom-Ero y Lina Sansano, concejala de Cultura de Vila, que quiso enmarcar esta propuesta dentro de la oferta cultural y artística que puede visitarse ahora mismo en Dalt Vila.
El propio Rom-Ero, por su parte, explicó que hacía nueve años que no presentaba nada en la Isla. «En la última ocasión expuse en una muestra colectiva de arte contemporáneo en el MACE», señaló el artista, que en esta ocasión presenta siete lienzos polípticos, de diferentes tamaños, todos ellos de reciente creación.
Piezas
«Siempre he jugado con la fragmentación, tanto en una pieza única como uniendo elementos de diferentes procedencias, no sólo con pintura, sino también con objetos», comentó ayer el artista durante la presentación, y añadió: «Estamos en Dalt Vila y, en cierto modo, si miramos la perspectiva del paisaje urbano observamos una cierta fragmentación».
La temática es libre y, pese a que todas funcionan de manera independiente, discurren por una misma línea que las unifica. «Tiene bastantes tonos industriales e, incluso, puntos ‘retro' con bases de ‘collage', escrituras de finales del siglo XIX», apuntaba Rom-Ero, que añadía que usa frecuentemente diferentes elementos novecentistas.
Sus cuadros son el resultado de sus múltiples viajes por todo el mundo y en ellos plasma un universo creativo en el que predominan los motivos anatómicos y orgánicos como verduras, esferas, raíces o alas de insectos, etc. que realiza con pan de oro y plata, mistificando así la naturaleza de estos elementos.
«Cada pieza tiene una textura que resulta muy grata a la vista porque Rom-Ero la ha trabajado mucho», destacaba Ruiz, que agregaba: «Detrás de él hay siempre latente una conexión con los mundos del surrealismo. No es casual, entonces, que Rom-Ero haya creado su propio alfabeto, un recurso muy utilizado por algunos artistas surrealistas como claves de acceso cerrado a su obra. Además, su obra tiene presente otras vanguardias del siglo pasado».
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