Fue el gran protagonista artístico de la mañana, además del propio edificio. El pintor Miquel Barceló (Felanitx, 1957) llegó a Eivissa para inaugurar la exposición que comparte con quien fuera su gran amigo, ya fallecido, Barry Flanagan, y en la que presentó dibujos y cerámicas realizada en los últimos meses.

En un pequeño aparte con los periodistas, Barceló consideró que la muestra «es como un homenaje a Barry Flanagan, un gran artista al que añoramos mucho». Según explicó, el creador británico le hizo entender «que este museo era diferente a los otros, que tiene un vínculo muy grande con los artistas y con la gente».

Considerado como uno de los artistas españoles vivos con más relevancia internacional, el mallorquín apuntó que el MACE «es un museo hecho por la necesidad de que exista y en un tiempo como este, con una gran confusión, es necesario un museo como este».

Acerca de la situación actual de la cultura, Barceló fue taxativo: «No creo que la cultura vaya hacia atrás. Lo que va hacia atrás es la percepción que tienen de la cultura desde los gobiernos. La cultura siempre va hacia adelante, fatalmente, como la vida». Y añadió: «Por suerte, la cultura no depende solo de las subvenciones, que van hacia atrás, como muchas otras cosas».

Como señala el texto de la exposición que comparten desde ayer en el MACE, Miquel Barceló y Barry Flanagan se conocieron en la isla de Mallorca en el año 1992, cuando el artista británico visitó a Barceló en el estudio que este tieen en la Colònica de Sant Pere. Tiempo después fue el de Felanitx el que le devolvió la visita cuando Flanagan inauguró una exposición en Madrid en 1993. Aquel fue el inicio de una relación que cada vez se volvió más íntima, hasta el punto de que Barceló posee varias obras de Flanagan en su colección particular y, además, es autor de un retrato suyo.