Un momento del ensayo de una de las representaciones que se llevarán a cabo durante los tres días.

Llega la hora de la verdad para los trece estudiantes que han participado en la Academia de Primavera de la Bont's International Clown School. Desde hoy y hasta el próximo sábado tendrán que mostrar todo lo que han aprendido durante seis duras semanas de preparación en sus presentaciones finales compuestas por ocho actuaciones individuales y dos en pareja.

«Este año ha sido muy bueno para nosotros porque hemos tenido muchos alumnos matriculados y de 18 países tan distintos como Argentina, Chile, Estados Unidos, Bélgica, Austria y por supuesto España», explicaba ayer el director de la escuela, Eric de Bont, momentos antes de que comenzara uno de los últimos ensayos.

Algo que demuestra que, según el propio de Bont, cada vez hay más demanda para convertirse en clowns no sólo en nuestro país sino en todas partes del mundo. «El público se ha dado cuenta que estamos ante una disciplina teatral que va más allá de hacer reír de la misma manera que un simple payaso porque hacemos interpretación a partir del corazón quitándonos todas las defensas y volviendo a la inocencia de cuando éramos niños».

Difícil vivir del teatro

Sin embargo el director de la escuela avisa que actualmente es muy complicado vivir del mundo del teatro. «Hoy en día es prácticamente imposible trabajar de clown porque con los grandes recortes de subvenciones que están llevando a cabo las administraciones públicas de todo el país cada vez más compañías y más asociaciones culturales de toda Europa se están viendo obligadas a cerrar sus puertas», lamenta.

Algo que sin embargo parece que no desanima a todos aquellos jóvenes que aterrizan en Sant Josep en la Bont's International Clown School. «Tenemos muchos alumnos que ahorran durante bastante tiempo para poder participar en nuestros cursos y luego seguir cada uno su camino, ya sea trabajando en un teatro, en la calle o con niños en los hospitales», asegura de Bont.

Y es que según este veterano actor trabajar en este mundo es totalmente vocacional. «Aunque todos llevamos un clown dentro que nos muestra nuestros fracasos y nuestra parte imperfecta no resulta nada fácil situarse como si se estuviera delante de un espejo y afrontar todos nuestros problemas con una gran sonrisa».