Imagen de una de las grutas excavadas al pie del baluarte de Santa Llúcia. | pep tur

La historia no solo nos habla de grandes acontecimientos, también nos revela pequeños secretos que piedra a piedra construyen la memoria de las personas y los lugares. Y una estructura como las murallas de Eivissa no podía ser ajena a ese fenómeno. Así, durante las obras del proyecto de consolidación de las murallas entre los baluartes de Santa Llúcia y Sant Pere se decidió abrir las oberturas tapiadas que se encontraban al pie de los lienzos que enmarcan Dalt Vila para estudiar de qué modo podían afectar a la estructura y sí suponían un riesgo para la misma. Esta operación ha revelado restos de cisternas púnicas, viviendas y corrales y refugios de la Guerra Civil.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Eivissa, Lina Sansano, y la arqueóloga Ángeles Martín mostraron ayer algunas de esas oquedades, empezando por una situada junto al Portal de ses Taules. Una discreta puerta de madera da paso a una obertura bastante amplia en la que, junto al dintel de la entrada, aún pueden verse claramente los restos de una cisterna púnica. «Al construirse las murallas se produjeron importantes desmontes del terreno que dejaron seccionadas y a la vista estructuras más antiguas, como cisternas. En este caso, se amplió la obertura marcada por la cisterna para construir un refugio durante la guerra», explicó Martín en el interior de la cueva.

Artificiales

Subiendo por la calle Pintor Toni Cardona, justo bajo el lienzo oriental del baluarte de Santa Llúcia, destaca un conjunto de oquedades artificiales en las que se adivina algún tipo de distribución hogareña. Algunas fotografías antiguas atestiguan la existencia aquí de algunos corrales. Ahora, las vallas impiden acceder y solo algún gato se aventura en su interior.

Unos metros más hacia arriba, siguiendo el perfil del baluarte, se vislumbra claramente un gran orificio en la muralla. Es una de las tres entradas de una serie de galerías que suponen el mayor riesgo detectado para la salud de la muralla. Tal y como explica Martín, «estas galerías atraviesan la fábrica del baluarte, el paramento exterior, los rellenos de tierra de los muros así como los contrafuertes, que son los que los sostienen». Según la arqueóloga, estos sí deberían ser consolidados «porque se han producido algunos desplomes de los rellenos de tierra entre los muros». Estos pasadizos fueron abiertos como refugios de la Guerra Civil, aunque, al igual que en la gruta del Portal de ses Taules, se aprovecharon los restos de una cisterna púnica, cuyos restos son perceptibles fácilmente en una de sus tres entradas. La decisión sobre la intervención a seguir en cada caso será tomada por el arquitecto redactor del Plan Director de las murallas, Fernando Cobos.