David Novell y Monma, en una imagen promocional de Clownidoscopio.

Clownidoscopio nació en Eivissa después de que David Novell y Monma, sus integrantes, se conocieran en las clases de la International Clown’s School de Eric de Bont. Lo aprendido junto a él, y también en los cursos de Encarna de las Heras, les condujo a mezclar el mundo del clown con la narración de cuentos. Fruto de ese trabajo nació, hace unos dos años, el espectáculo Un món de contes, con cuya versión en castellano este mismo mes viajan a La Habana, en Cuba, para participar en la jornada de clausura de la Primavera de Cuentos, siendo los únicos representantes de nuestro país.

«Viajar a La Habana es una satisfacción enorme», reconoce Novell. «Vamos a estar con narradores de todo el mundo y, además, estamos supercontentos de abrir esta puerta internacional para nuestro espectáculo». El dúo actuará el día 24 de marzo, por lo que ya están poniendo a punto su equipaje después de que se decidieran a dar el paso de presentar Un món de contes a diversos festivales. «Todo comenzó cuando nos llamaron para la feria de teatro infantil y juvenil de Vilafranca de Bonany, en Mallorca. Allí pensamos en moverlo por otros festivales y pasado un tiempo nos llamaron desde La Habana», explica.

Un món de contes (que será Un mundo de cuentos en Cuba) es un compendio de narraciones para que los niños viajen a los cinco continentes con el que Clownidoscopio ha obtenido un notable éxito en Balears y Catalunya, sumando más de cien representaciones el pasado año. «Tenemos cuentos de creación propia y hay otros que adaptamos para que encajen. El cuento es una cosa muy viva, hay tantos... En casa tenemos una gran biblioteca, pero para seleccionar un cuento primero tienes que saber qué quieres contar, lo que quieres transmitir. Investigas, buscas y de repente hay uno que brilla y hace que te entusiasmes. El cuento se abre paso, va tirando de ti», reflexiona Novell.

«Son necesarios»

Sobre la necesidad de los cuentos en un mundo cada vez más tecnológico, el miembro de Clownidoscopio lo tiene claro: «Son muy necesarios. Su lenguaje es directo, sincero y cercano. La masificación de la información hace que haya mucha, pero muy lejana. El cuento es narración y el tiempo que compartes alrededor de un cuento, entre padres e hijos, es un regalo. Los que hemos crecido con cuentos los tenemos muy presentes y sería muy bonito que no se perdiese».

Y, precisamente, esa cercanía es lo que encuentran en sus espectáculos: «El medio tecnológico rodea a los niños, pero cuando comenzamos a narrar los cuentos están totalmente entregados, con los ojos completamente abiertos. Con niños mayores, ya adolescentes, es un poco más difícil, porque tienes que adaptar el lenguaje, buscar su ritmo. Ponen una barrera, pero si aciertas con esos dos elementos tardan poco en meterse en la historia».

¿Y los adultos? También tienen su ritmo y su lenguaje, matiza Novell. «La narración atrapa a cada uno por un lado diferente. Están llenas de parábolas y moralejas y cada uno saca sus propias conclusiones. Incluso un mismo cuento escuchado por la misma persona en diferenes momentos de su vida puede llevar a conclusiones distintas».

Porque, al final, resume Novell, todo viene del inicio de la historia del propio ser humano. «El lenguaje de los cuentos es algo que todos llevamos muy adentro. No hace tanto tiempo que aún se explicaban las cosas oralmente, alrededor de una mesa o un fuego. Los nuevos medios son eso, muy nuevos, y en nuestra genética aún conservamos el interés por la n