Paco Riera, en la sala Sa Nostra-Consell d’Eivissa, frente a algunas obras de su hijo Max. | P.Tur

Max Riera falleció hace una década a los 33 años de edad después de «haber vivido muy rápido», en palabras de su padre, el pintor y director de la Escola d’Arts i Oficies Paco Riera, quien ha querido recordarle dando a conocer la faceta artística del joven, desconocida por muchos de quienes lO conocieron. El resultado puede verse en la exposición Passat i present, que combina la obra pictórica y escultórica de ambos en la Sala de Cultura Sa Nostra-Consell d’Eivissa y que se inaugura esta tarde a las ocho.

«Acepté hacer esta exposición para reivindicar la memoria de mi hijo; a mi obra le doy menos importancia», señaló ayer Riera al presentar la muestra, la primera que lleva a cabo desde hace treinta años. Al comparar ambas obras, el pintor explicó: «Me baso en unas enseñanzas que recibí de pequeño en Arts i Oficis y luego en la Universitat de Belles Arts de Barcelona. Las enseñanzas siempre están ahí, pero si no les pones sentimiento se quedan en nada. Lo que encuentro en el caso de mi hijo es que él no tenía esa enseñanza, pero era todo sentimiento».

Emocionado al evocar el recuerdo de Max, Riera recordó como los pintores Vicent Calbet y Toni Pomar, al ver sus cuadros, le aseguraron que algún día él sería recordado por ser el padre de Max. «Vivió de una manera muy rápida, quiso experimentarlo todo y se fue muy pronto. Pero dejó una huella que no todo el mundo consigue. Mi intención es rehabilitar su paso por esta vida. Creo que él ahora existe como materia, porque ésta no desaparece, todos los que han pasado por este mundo existen, y en esta exposición está su espíritu».