Joan Mayans (Ibiza 1974) formado en Antropología social y en Historia contemporánea, se dedica al marketing, la consultoría y la comunicación digital. Ha publicado los ensayos Género chat y Sota un silenci amb mil orelles, ambos en 2002, es autor del blog www.joanmayans.com y ha colaborado con diferentes medios de comunicación. 'El futur no és el que era' es su primera novela, la crónica de una generación desencantada que vive una época privada de heroísmos. Cuatro figuras que se han aburrido de pedalear en círculos. Cuatro adolescentes atrapados en cuerpos maduros que exploran los límites de lo correcto, lo deseable y lo que imaginan romper. Cuatro antihéroes que lo cambiarían todo por volver atrás y escribir un futuro más singular y memorable.

— Ha pasado de los ensayos a la novela, ¿Qué le hizo dar este salto?
— Son muchos años entre una cosa y la otra. Los ensayos son de hace 20 años, cuando trabaja en el mundo universitario y hacía investigación sobre antropología y sociología digital. Luego la vida nos lleva hacia otros lugares y me dediqué a temas de consultoría de empresa y marketing. No es que pase de una cosa a la otra, es que dejo de hacer una cosa y años después me dedico a otra. Escribir siempre ha sido mi forma de respirar.

— Tiene un blog y ha escrito artículos en medios de comunicación…
—Sí. Siempre he escrito en diferentes formatos y registros. Desde hace cinco o seis años intento escribir de una manera más disciplinada y ordenada y a lo que era un hobby o un mecanismo de expresión bastante privado le dí más tiempo, orden y ambición. Y esto me llevó a escribir cosas más largas, algunas que quedan en el cajón y que no he podido publicar, y de todas sale una novela empezada y acabada en un año más o menos, que es la que se publica y ganó el premio en Mallorca.

— ¿Se presentó a otros premios?
—La presenté a otras tres convocatorias. Todo forma parte de la suerte y que al jurado le guste ésta más que otras. Hay muchos factores y creo que esta novela con otro jurado tal vez no hubiera ganado. Se han de dar varias circunstancias para que funcionen. Yo quería publicar ya que cuando escribes tienes un punto de exhibicionismo o vanidad y quieres ser leído. La terminé a finales agosto del 2018 y la envié a un premio… y fue un no pero luego en los siguientes sí. Cuestión de suerte.

— ¿Cómo fue el proceso creativo?
—Fue una mezcla. Sí tengo una estructura y más o menos claro hacia donde irá, pero según escribes, como la idea es tuya, puedes ir cambiando cosas hacia otros lados. El texto no es fiel al guión y el guión no está esculpido en piedra; es flexible. Trabajo con tres capas, en una me voy planificando la estructura, la segunda son cosas que voy escribiendo que pueden tener más o menos orden y la tercera es lo que quieres que sea leído. Intento compaginar hacia donde quiero que llegue con lo que escribo, pero muchas veces cambias el guión y lo vas modificando.

— El mundo del que habla es el de su generación, ¿Describe lo que observa, lo que le ha pasado?
—Creo que solo se puede hacer literatura de aquello que has vivido. Hay dos tipos, una en la que saltas de tu mundo y vas a un mundo de fantasía o novela negra, ciencia ficción, crimen o acción, y otra en la que te aproximas a vidas como la tuya y que son equiparables. Yo me alimento de situaciones que he vivido y que han vivido personas que yo conozco. Pero también te preguntas ¿Y si fuera así? o ¿ Yo en su lugar que hubiera hecho?. Por eso creo que yo soy todos los personas y ninguno. De hecho, los dos masculinos trabajan en cosas que yo he hecho, la comunicación digital y el mundo universitario que es muy literario. Las cosas miserables y cotidianas son muy literarias y el mundo universitario es muy prosaico y muy miserable.

— ¿Cuál es su público objetivo? ¿La gente de esta generación se verá identificada?
—Creo que los que superan los 60 años no han vivido estas situaciones pero si algún punto, no diría heroico, pero sí en primera persona, como el franquismo o la transición. Entre los treinta y los sesenta creo que se sentirán más representados.

— ¿Por qué esta generación está tan desencantada y aburrida?
—Creo que hay desencanto, falta de grandes horizontes y de objetivos. No está desencantada pero sí representa un punto de inercia, atonía y falta de objetivos.

— ¿Las infidelidades y el juego, son formas reales de evasión?
—Yo creo que sí. Intento que no haya exageración, pero no deja de ser una novela con cosas excepcionales, infidelidades, juegos, situaciones de peligro… Hay cuatro partes y en las últimas hay una trama con un punto de emoción que no le pasa tanto a la gente y no es tan realista.

— La novela empieza suave y luego se vuelve ácida, sarcástica y mordaz...
—Cuando la terminé no tuve la sensación de que fuera tan oscura al final. Pero hay que gente que lo cree por sus situaciones cínicas y de humor negro. Son personajes que incomodan por su egoísmo. La voz del escritor se fija en la parte más egoísta y con la mirada que los disecciona es clínica y psicológica.

— ¿Tiene otra novela en mente?
—Esto es una parte de mi vida que tengo que compaginar con mi familia y mi trabajo… Yo soy de mañana, tengo una rutina y la primera versión tiene muchas horas de tren. Yo trabajo en Barcelona, a cincuenta kilómetros de donde vivo, en Arenys de Munt, y durante este tiempo tengo el mar delante , me pongo los cascos y voy escribiendo porque es un punto de concentración muy fértil. Ahora que por la pandemia teletrabajo intento repetir una rutina similar y dedicar una hora a escribir por las mañanas. Ahora trabajo en una historia centrada en una madre y una hija pero estoy un poco atascado por que no sé a dónde ir.