Para Calveras, el exceso de consumo es un problema.

Aleix Calveras, profesor de Economía de la UIB, no duda de los beneficios de la economía circular, aunque es escéptico respecto a su potencial para mejorar la economía de Balears. «La economía circular, pese a sus aspectos indudablemente positivos en lo que concierne a la gestión medioambiental, tiene sus límites. El principal, y muy relevante para la economía balear, es el del exceso de consumo. La economía circular (más pensada para procesos manufactureros y menos ara servicios) no resuelve el problema de la masificación turística y los excesos medioambientales que de ella se derivan. La economía circular nos enseña a gestionar mejor desde un punto de vista medioambiental la producción, pero esto no asegura su sostenibilidad. Ésta requiere también menos producción y consumo, cosa que en Balears significa poner límite al número de turistas», señala.

Aleix Calveras recuerda asimismo los cambios permanentes en la economía que ha traído consigo la pandemia. «A nivel macroeconómico, la pandemia tensionó las cadenas de valor globales, en especial pero no solo, de algunos productos o sectores estratégicos, como por ejemplo los productos sanitarios. Ello seguramente forzó a replantear una cierta relocalización en casa o cerca de parte de estas cadenas de valor globales (tanto por parte de los gobiernos como la Unión Europea, como por parte de las mismas empresas). Así, la pandemia mostró una cierta fragilidad del proceso de globalización que de nuevo se ha mostrado ante la invasión de Ucrania por Rusia. Es posible que por estos y otros factores, la hiperglobalización experimentada por el mundo los últimos 40-50 años se vea afectada. ▪ A nivel micro la pandemia aceleró procesos de digitalización ya existentes: el trabajo a distancia, bien sea dentro de la misma empresa como entre empresas distintas sin duda ha ganado importancia y es previsible que así siga siendo. Aun así, el tiempo nos mostrará los límites del teletrabajo en las organizaciones y en qué medida la reducción (o práctica eliminación en algunos casos) de la interacción y colaboración cara a cara es costosa para las empresas en términos de productividad», concluye el profesor.