El hotel boutique que se está construyendo en el centro de Sant Antoni de Portmany. | Daniel Espinosa

La isla de Eivissa no abandona la senda reformista hotelera en la que lleva inmersa los últimos años, sobre todo tras la pandemia de coronavirus. Sólo hasta noviembre del año pasado, la Comisión de Ordenación Turística (Ciothupa) del Consell d’Eivissa autorizó un total de 28 de proyectos por valor de más de 30 millones de euros. En este sentido, se trata de proyectos que se han ejecutado durante el invierno y que aún se siguen haciendo. En 2021, la misma comisión de la máxima institución insular de Eivissa autorizó 20 proyectos de reforma por valor de 52,5 millones de euros. Cabe destacar, según puntualizan desde el Consell d’Eivissa, que estas reformas hoteleras no implican un aumento de plazas sino una reducción, pues los proyectos son para aumentar de categoría. Esta dinámica de reformas hoteleras «está en pleno desarrollo y continuidad. De hecho, es una característica muy propia de Eivissa la renovación de la planta hotelera». Y es que si por algo se caracteriza la mayor de las Pitiüses desde hace años es que «cada vez es menor la dinámica de competir por precio, en favor de la competencia basada en la calidad. La competencia por precio no pocas veces va vinculada a un envilecimiento de la oferta», según destaca José Antonio Roselló, vicepresidente de la CAEB en las Pitiüses, quien señala que la dinámica de los mercados emisores de turistas hacia Eivissa «ha cambiado; esto es un fenómeno incluso anterior a la pandemia».

ZONAS. Si bien Eivissa sigue inmersa reformas hoteleras, destaca la oleada reformista en la que lleva inmerso el municipio de Sant Antoni de Portmany desde el principio de esta legislatura. En detalle, actualmente se están acometiendo un total de 11 proyectos, de los que tres son nuevos hoteles (dos en el casco urbano, uno de ellos será hotel boutique, y uno más cerca del mar) y ocho proyectos de reformas. Se trata de alrededor de 45 millones de euros sólo en Sant Antoni de Portmany, según destaca el alcalde Marcos Serra. «La verdad que estamos muy contentos. Cuando empezamos la legislatura nos marcamos como prioridad dar agilidad y salida al departamento de Urbanismo, que tenía un atasco muy importante ya que faltaban muchos hoteles y muchas viviendas por dar licencias. Por ejemplo, en urbano se tardaban dos años en la anterior legislatura en dar una licencia y hoy en día las damos en seis meses. Los finales de obra tardaban medio año y ahora los damos en un mes. Lo primero que comuniqué al departamento de Urbanismo es la prioridad máxima de sacar todas las licencias de hoteles primero porque considero que es algo estratégico para el cambio turístico en el municipio», destaca el primer edil portmanyí. Serra afirma estar «muy contento» con tantas inversiones hoteleras en el municipio. «Pienso que el sector hotelero sabe que Sant Antoni y su bahía tienen mucho potencial y esto se nota por la fuerte inversión», apunta.

En medio de esta ola de reformas hoteleras destaca la oferta de cinco estrellas. Actualmente, el municipio portmanyí tiene dos hoteles de cinco estrellas: el OKU Ibiza, que abrió en mayo de 2021, y el TRS Ibiza de Palladium Hotel Group, que abrió el año pasado. A día de hoy se están acometiendo reformas en el Recó des Sol, que será el tercer hotel de cinco estrellas del municipio, y hay previsión para un cuarto en los próximos años ya que el Stella Maris subirá a cinco estrellas (se está trabajando actualmente en el proyecto). Además de estos grandes proyectos de reforma, son muchas las pequeñas empresas familiares que también se suman a renovar su oferta de hostales y pensiones y todo en su conjunto forma parte del cambio turístico en el que está inmerso Sant Antoni de Portmany. «Tiene que haber abanico para todos los públicos, pero lo ideal es que nos dirijamos hacia un turismo de nivel medio-alto. Sant Antoni siempre ha sido un destino muy conocido por el tema del turismo de ocio británico y joven, pero la tendencia ha cambiado mucho», explica Serra, quien señala que este plan de diversificación está funcionando.

El primer edil reconoce que la pandemia de covid les demostró que depender de un único mercado, en este caso el británico, «no es nada positivo y nos hace más débiles», de ahí la estrategia de diversificación y apuesta por la calidad en la oferta hotelera para atraer a un turista de nivel medio-alto.
«Cuando un empresario quiere invertir lo primero que mira es lo que tarde un ayuntamiento en otorgar una licencia; si ven que se demora o que se tarda mucho, puede dejar de ser atractivo. Hemos agilizado Urbanismo no sólo con hoteles sino también con viviendas. Los empresarios ven que Sant Antoni funciona con agilidad y que tiene mucho potencial turístico. No hay que olvidar que fuimos el primer pueblo de Eivissa en recibir turistas».

Serra tiene claro que tanto Sant Antoni como el resto de la isla «vivimos del turismo y tenemos que dar un buen servicio y que la gente tenga ganas de repetir y, para ello, la planta hotelera debe ser primordial y algo estratégico para dar el salto de calidad que busca Sant Antoni». A ello se suma, además, las inversiones públicas: «Todo suma para este cambio tan deseado», concluye el primer edil.