El paisaje de la emblemática finca de Son Bunyola, es, sencillamente, espectacular. | elisabet garau

Jardins de Tramuntana, que empezó como una pequeña empresa de jardinería en 1993, se hace mayor y cuenta ya con 30 años. La semilla ha crecido hasta convertirse en un árbol que cobija, una planta que reconforta o una flor que alegra el día. Hoy, la pequeña oficina de aquellos momentos iniciales ha dado paso a Sa Jardineria, un espacio polivalente en el que el equipo de Jardins de Tramuntana tiene su estudio en el que ofrece proyectos integrales que van desde la creación del concepto y el diseño en 3D hasta su ejecución y posterior mantenimiento.

Los arquitectos paisajistas escuchan al cliente, pero la decisión final es siempre de la naturaleza, la tierra. No se puede luchar contra los elementos. Cada obra de Jardins de Tramuntana es una creación única, como único es cada paisaje, aunque contenga elementos comunes. Una de sus creaciones más recientes y emblemáticas es su intervención en Son Bunyola, la finca que alberga el nuevo hotel de Richard Branson. Trabajar en Son Bunyola, una finca de 520 hectáreas que se remonta al siglo XVI, enclavada en plena Serra de Tramuntana, ofrecía todos los condicionantes para convertirse en un proyecto emblemático para cualquier arquitecto paisajista. No era necesario crear un lugar único, especial, porque Son Bunyola ya lo es.

De esta manera, el concepto de jardín desaparece para convertirse en una simbiosis perfecta con el paisaje, mimetizándose, integrándose en su vegetación, respetando el patrimonio ambiental y cultural de la zona. El objetivo era crear un espacio profundamente mediterráneo, lleno de tonos verdes y colores terrosos que se inunden en temporada con la explosión cromática propia de cada estación.
Jardins de Tramuntana ha conseguido redondear un proyecto espectacular, lleno de rincones especiales, con plantas elegidas para mantener la armonía, el medio ambiente y la personalidad de Son Bunyola. Es el paisajismo puesto al servicio del paisaje.