Los minicréditos son de esas opciones de financiamiento que ganan popularidad a medida que la banca se digitaliza, con muchas entidades ofreciéndolos como productos de bajo riesgo para usarse en caso de gastos pequeños.

Sin embargo, a pesar de que cada vez más personas sienten interés acerca de solicitar minicréditos sin rechazos, lo cierto es que muchos no saben realmente si se trata de un producto adaptado a sus necesidades. A continuación explicamos qué puedes hacer para determinar si valen la pena según tus finanzas actuales.

A diferencia de otro tipo de productos financieros, solo debes solicitar minicréditos si te encuentras en una situación verdaderamente favorable, es decir, en la que sabes que tendrás el dinero para realizar el pago de forma puntual y sin sobresaltos.

Si bien sus altos intereses son importantes (algo en lo que ahondaremos más adelante), una de las principales desventajas a las que se enfrentan los solicitantes son las penalizaciones extremas por demora, así como los recordatorios de impago, que suelen tener un costo significativamente superior al de productos tradicionales.

De forma óptima, estos créditos funcionan simplemente como una línea de ayuda rápida y para gastos no esenciales. Si bien esto va en contra de la recomendación que solemos encontrar en Internet, lo cierto es que utilizar minicréditos para pagos importantes en momentos en los que no disponemos de liquidez, puede significar un riesgo importante.

Ya sea para realizar una pequeña remodelación de tu negocio, o simplemente para costear un par de días de alojamiento durante el puente de Todos los Santos, los minicréditos deben utilizarse solo cuando nos enfrentemos a un gasto que podemos afrontar.

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Los minicréditos, aunque tienen un importe relativamente bajo, son mucho más costosos que el financiamiento tradicional, ya que este representa un riesgo aún mayor para las entidades bancarias.

En algunos casos, las empresas también se aprovechan de la desesperación y el desconocimiento de los solicitantes al desarrollar las condiciones de este tipo de créditos.

Entonces, ¿cómo saber si debes evitarlos?

  • Si tu situación económica no es estable, o no estás seguro de poder pagar de forma puntual.

  • Si el gasto que vas a realizar puede conllevar gastos asociados que superen el importe del crédito.

  • Si ya tienes otras deudas acumuladas por concepto de financiamiento bancario.

  • Si la entidad que ofrece el financiamiento es poco confiable o conocida.

  • Si no estás seguro de entender las condiciones y los intereses totales de la operación.

Se trata de lineamientos generales que, más que nada, incentivan a la prudencia por parte de los solicitantes, quienes deben contar con acompañamiento especializado si realmente quieren evitar cometer errores que puedan tener un impacto sobre sus finanzas.

Si bien se recomienda discreción al momento de solicitar financiamiento de mayor riesgo, lo cierto es que existen herramientas legales para hacer respetar nuestros derechos en caso de haber caído en la trampa de una entidad poco ética o fraudulenta. Con esto en mente, los solicitantes deben ampararse en la Ley de Represión de la Usura.

Esta determina que cualquier producto con intereses notablemente superiores a lo normal debe ser declarado nulo. Si bien estos intereses "notablemente superiores" no se establecen explícitamente, desde hace casi una década se considera que una TAE superior al 20% puede considerarse usuraria.

Adicionalmente, existen organizaciones y bufetes de abogados dedicados a estudiar y brindar apoyo en los distintos casos de usura que se presentan cada año.