A comienzos de cada año las autoridades nacionales, regionales o locales nos ofrecen los resultados del año anterior. Esas cifras tienen un problema: no todo el mundo las interpreta correctamente. El dato que más se valora es el del número de turistas extranjeros, cuyo principal valor es el propagandístico, especialmente si hemos superado a Francia para convertirnos en «la primera potencia turística mundial». Se olvidan de que España ya la había superado holgadamente hace años en ingresos por turismo extranjero, que es la cifra que debería importarnos y que, ni con esas, somos la «primera potencia turística mundial», honor que corresponde a Estados Unidos. España lo sería si se midieran solo los viajes de vacaciones.

Los números sobre ingresos por turismo son confusos. Los que obtienen más repercusión son los del Instituto Nacional de Estadística que miden el total del gasto de los turistas durante sus vacaciones en España. Se basan en las encuestas realizadas al final de su viaje. Incluyen los gastos en transporte, agencias y otros, que no repercuten en nuestra economía. Según esa metodología los turistas extranjeros habrían gastado el pasado año unos 108.000 millones de euros, lo que, en general, se interpreta falsamente como que se dejaron esa cantidad en España.

También hay que valorar la aportación del turismo al PIB nacional según recoge la «cuenta satélite de turismo» elaborada por el propio INE que estima la actividad turística del pasado año, en 186.000 millones de euros equivalentes a un 12,8 % del PIB.

La «cuenta satélite», adoptada a partir del año 2000 por la OMT, es una estadística de síntesis que valora las aportaciones de todos los sectores que contribuyen a la actividad turística. Las actividades puramente turísticas como hotelería, agencias de viajes y transporte, que generan un buen valor añadido, representan no más de 30% del total de la actividad económica y del empleo, mientras el resto, mayormente integradas en Horeca: hostelería, restauración y cafeterías, generan un menor valor añadido y ofrecen sueldos inferiores, pero son imprescindibles por su capilaridad a lo largo y ancho de toda la geografía española y por el empleo que generan: unos 2,3 millones de personas trabajan en ese área. Sería conveniente una simplificación de los datos estadísticos para poder analizar objetivamente las ventajas e inconvenientes del turismo no solo en la economía sino en el conjunto de la sociedad en España.