Una de las sorpresas que nos pueden deparar los procesos de digitalización podría ser la elaboración de «balanzas fiscales individuales» a través del desarrollo de las «carpetas ciudadanas». Pues a medida que todos nuestros datos personales se convierten en electrónicos, esa posibilidad se va materializando. Lo cual no quiere decir, en absoluto, que los gobernantes la acepten de buen grado.
Es sabido que el padre del hacendismo, Jean-Baptiste Colbert, consideraba que un buen sistema fiscal es aquel que se parece a un habilidoso desplumador de ocas, esto es, que consigue el máximo de plumas con el mínimo de graznidos. Ese es el verdadero motivo del extenso catálogo de tributos que configuran las diferentes haciendas públicas de cada jurisdicción. Y, ciertamente, lo hacen con el éxito suficiente como para que sea casi imposible saber realmente lo que se nos obliga a pagar. De hecho, si le preguntamos a cualquier ciudadano sobre su contribución fiscal, lo más probable es que únicamente nos sepa decir el dinero que entrega en concepto de IRPF, aunque, mediante la técnica de las retenciones, serán muchos los que ni tan siquiera sepan eso.
Balanzas fiscales individuales
19/04/24 8:27
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