Varios miembros de Vox, entre ellos el candidato al Congreso por Balears, Jorge Campos, ayer en la sede del partido en Palma organizando las papeletas electorales para repartir en los colegios el próximo domingo. | Pilar Pellicer

Vox Baleares vuelve a vivir unas elecciones generales marcadas por el deseo de mantener un segundo diputado y cerrar de una vez por todas sus conflictos internos. Hace cuatro años fueron el único partido de Baleares que cambió de candidato poco antes de los comicios, mientras que ahora, sin llegar a una situación tan extrema, existe una tensión permanente entre la dirección autonómica, liderada por Jorge Campos, y el grupo municipal de Palma, con Fulgencio Coll a la cabeza. Esta vez llegan a la recta final con el ambiente mucho más calmado, y que Campos se vaya al Congreso como diputado, puesto que tiene asegurado el escaño, aliviará la crispación entre las dos facciones.

Vox sacó dos diputados en las últimas generales de noviembre de 2019, mientras que ahora, las encuestas, como la que hizo el Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES) en exclusiva para Ultima Hora, apuntan a que solamente conseguirá uno. Únicamente entraría el candidato y líder de la formación en las Islas, Jorge Campos, obteniendo el 15,9 % de los votos. El número dos de la lista, Antonio Salvá, que esta pasada legislatura ya ha sido diputado en el Congreso, no revalidaría. Aun así, lo que menos importa son los candidatos regionales, algo que, en gran medida, les pasa al resto de partidos, pero a Vox especialmente. Sus votantes votan a Santiago Abascal, que es la gran metonimia. De hecho, la campaña de la formación en las Islas, como en el resto de comunidades, ha vuelto a centrarse en su figura. En varias vallas publicitarias de Mallorca, como la que se ha colocado en la entrada a Cala Major, se pude ver el rostro del líder nacional, fotografiado de perfil,    acompañado del lema ‘Vota lo que importa’.

Panorama diferente

Vox se presenta a las elecciones en un panorama político muy diferente al de hace cuatro años, incluso desfavorable para sus intereses partidistas. Ciudadanos ha desaparecido, al igual que la inflamación política en Catalunya, que en la última ocasión les benefició porque movilizó a potenciales votantes. Que Abascal augure «situaciones peores que en 2017», en alusión al referéndum del 1 de octubre, si gobiernan en coalición con el PP, como dijo este martes , deja claro qué tipo de relación mantendrían con la Generalitat catalana. También expresó que «no va a pasar lo que con un gobierno de mayoría absoluta de Mariano Rajoy», que era el presidente del Gobierno cuando se celebró el referéndum que desembocó en la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que Abascal tilda de «chiste» por cómo se implantó.

Que el partido dé por hecho que pactarán gobierno con Alberto Núñez Feijóo no es de extrañar. «PP y Vox nos necesitamos unos a otros para hacer el cambio de políticas que han elegido los ciudadanos», defendió Campos en una entrevista con este diario tras el 28-M. La remontada del PP, sin embargo, en parte es a costa de Vox. El sondeo del IBES dibuja un lento reagrupamiento del voto de la derecha en las filas ‘populares, que se llevará las pocas papeletas de quienes eligieron a Ciudadanos y al PI.