Greenpeace desplegó hoy una pancarta gigante en el emblemático Atomium de Bruselas para pedir el fin de la energía nuclear y exigir al futuro gobierno del país que dé prioridad a las energías renovables, informaron fuentes de la organización ecologista.

«Pedimos al futuro gobierno que respete el programa de desmantelamiento de centrales acordado hace varios años y recogido en una ley nacional», señaló a Efe la responsable de Energía de Greenpeace Bélgica, Joelle Herin.

La legislación belga prevé que se pueda alargar la vida útil de una central nuclear programada para funcionar 30 años otros diez años.

En Bélgica existen dos centrales nucleares que albergan en total siete reactores, tres de los cuales cumplen cuatro décadas en 2015.

Greenpeace insiste en que esos 40 años sea el periodo máximo de actividad y pide a los partidos políticos del país que defienden una duración de 50 años o incluso superior que recapaciten.

«Los riesgos son demasiado importantes como para permitir algo así», destaca Herin, quien asegura que tras la alarma nuclear desatada en Fukushima (Japón) tras el terremoto y el tsunami la opinión pública se ha dado cuenta de que los peligros son mayores de lo que pensaban.

Según Herin, un futuro sostenible pasa por lograr un aporte del 100 % de las energías renovables y renunciar a la nuclear, que en Bélgica supone sólo el 10 % de la energía consumida.

La protesta se enmarca dentro de una campaña más amplia bautizada como «stop nuclear» que ya ha logrado en Bélgica un apoyo de 54.000 firmas.