El ministro danés del Interior, Soren Pind (d), saluda a su homólogo chipriota, Neoclis Sylikiotis, antes del inicio de la cumbre. | OLIVIER HOSLET

La mayoría de los países de la Unión Europea apoyaron ayer la idea de revisar algunas disposiciones del Tratado de Schengen sin poner en peligro la libre circulación de personas.

«El refuerzo de los controles en las fronteras interiores (de la UE) no se permitirá salvo que se respeten unas condiciones muy estrictas en las que todos estamos de acuerdo», indicó en rueda de prensa el ministro húngaro del Interior, Sandor Pinter, cuyo país preside la UE este semestre.

La propuesta de reintroducir las fronteras interiores, defendida por Francia e Italia como medida para combatir la llegada masiva de inmigrantes, fue tratada en un Consejo de Ministros europeos del Interior.

La idea planteada por la Comisión Europea consiste en reintroducir los controles fronterizos entre los estados miembros en «circunstancias excepcionales», a través de un mecanismo de suspensión que se utilizaría «como último recurso».

Los países debatieron ayer por primera vez la medida, sobre la que se espera que se avance en la cumbre de jefes de Estado o Gobierno que tendrá lugar en Bruselas el próximo 24 de junio.

Durante la reunión de ayer, unos 18 estados miembros defendieron la necesidad de clarificar el acuerdo Schengen, al opinar que el Tratado deja demasiado margen de interpretación, según explicaron fuentes europeas.

España, Bélgica y Malta consideraron que Schengen es un marco adecuado, aunque dejaron claro que no se opondrían a los cambios. Por su parte, Chipre, país que no forma parte del Tratado Schengen, se opuso firmemente a su reforma.

La reunión sirvió para debatir por primera vez el asunto, aunque en ella no se tomaron decisiones. El Consejo espera que la Comisión Europea plantee una propuesta concreta en el futuro próximo.