Angela Merkel, junto al primer ministro italiano, Mario Monti, durante la reunión mantenida en la Cancillería de Berlín. | Steffen Kugler

La canciller alemana, Angela Merkel, alabó ayer los esfuerzos de Italia para cumplir con su «impresionante» programa de reformas y consolidación y aseguró que «pronto darán frutos».

Al término de un encuentro en la Cancillería federal, Merkel y el primer ministro italiano, Mario Monti, expresaron su convencimiento de que la zona del euro saldrá reforzada de la actual crisis y destacaron la «ambiciosa agenda» para las próximas semanas que afrontan sus dirigentes.

Los resultados de «la emisión de deuda por parte de Italia son una señal esperanzadora», dijo la canciller alemana, quien aseguró que «es correcto el camino tomado» por el actual Gobierno italiano para afrontar la crisis.

«Los mercados están comenzando a reconocer esos éxitos», dijo a su vez Mario Monti, quien subrayó que Alemania ha enseñado que en situaciones de crisis hay que avanzar paso a paso.

Preguntada por la posibilidad de que Italia finalmente se vea obligada a solicitar el rescate tras las elecciones que tendrán lugar dentro de dos meses, Merkel señaló que las autoridades de Roma «toman sus decisiones de manera independiente».

La canciller rechazó nuevamente las exigencias para conceder una licencia bancaria al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y subrayó que el propio presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, es contrario a esa posibilidad.

Monti, por su parte, no quiso descartar que a largo plazo pudiera haber un cambio en los tratados que abriera la posibilidad de una licencia bancaria para el MEDE, pero advirtió que ninguna herramienta se debe dramatizar.

«Cada tema hay que mirarlo como parte de un mosaico y lo importante es no perder de vista los objetivos. Todo puede discutirse, pero si para una herramienta determinada no hay consenso, hay que buscar alternativas», opinó Monti.

Una licencia bancaria para el MEDE permitiría aumentar sus fondos de manera prácticamente indefinida a través de créditos del BCE para los que podría dar como garantía títulos de deuda soberana de los países en crisis.