La legión rusa de la Libertad está en auge. El creciente grupo de militares que combaten las tropas que su propio presidente, Vladímir Putin, mandó a invadir el país vecino se nutre con nuevos combatientes, que estas pasadas semanas han estado formándose en la forma más adecuada para repeler las fuerzas rusas, chechenas y prorrusas del Donbás. En un vídeo publicado en Telegram la legión de la Libertad de Rusia afirma que nuevos reclutas se están ya formando, mientras en las imágenes se ve a distintos efectivos realizando prácticas de tiro y manipulando algún fusil.

El llamamiento es claro: «aquellos jóvenes rusos que odien el régimen de Putin y quieran que Rusia sea un país libre y democrático, alístense a la Legión de la Libertad de Rusia». Los medios internacionales señalan que cada día llegan 300 solicitudes para alistarse a la legión rusa, muchos de ellos personas jóvenes que no aceptan de buen grado la operación militar a gran escala de Putin y la catalogan de «crimen». Otros tantos son militares rusos desencantados con la actual deriva belicista del Kremlin contra quienes consideran un pueblo muy allegado.

Entre el abundante material audiovisual que puede encontrarse en las redes sociales encontramos algunos que ensalzan la labor de las tropas rusas que luchan en Ucrania contra sus propios compatriotas. En uno de los vídeos se aprecia a una decena de combatientes izando una bandera alternativa a la oficial rusa, que se cuadran al empezar a sonar los acordes del himno nacional. No exentos de críticas, hay quien incide en que su reacción ante la bandera es «muy yanqui».

La historia de las legiones de voluntarios internacionales en la guerra de Ucrania se remonta al mismo inicio de los combates. Incluso antes, en los días en los que Estados Unidos y sus socios occidentales avisaban de forma reiterada que Rusia tramaba una operación a gran escala en Ucrania. Dos de esos grupos de extranjeros comprometidos con la causa ucraniana tienen delegaciones propias, la facción bielorrusa, integrada de pleno derecho en las Fuerzas Armadas de Ucrania, tal y como se hizo en su momento con el batallón Azov, que algunos califican de extremistas.

También la facción georgiana. No hay que olvidar las profundas raíces de las controversias políticas entre Rusia y Georgia; en este último estado se declararon las autoproclamadas República de Osetia del Sur y Abjasia, ambas de tendencias prorrusa. Los paralelismos entre el Donbás y estas son más que evidentes, empezando por el hecho de que la Federación rusa es uno de los pocos Estados del mundo que reconoce su legitimidad.