Donald Trump llega a la Torre Trump antes de su comparecencia. | Reuters - DAVID DEE DELGADO

La imputación de Donald Trump afronta este martes santo una simbólica estación ante un juez de Nueva York. Sin embargo, es todavía pronto para aventurarse a identificar quién será el sujeto de la penitencia en un caso insólito en la historia democrática de los Estados Unidos. Nunca antes un expresidente fue acusado de cargos penales, y si bien es relativamente sencillo explicar cuál es el origen de la polémica, sus consecuencias son a esta hora inciertas.

Todo empezó con un polémico pago a una actriz porno. Probablemente no hubiera sucedido nada si la transacción se hubiera realizado en términos privados. Sin embargo, la acusación cree que Trump se sirvió de fondos destinados a su campaña electoral para satisfacer el interés de que su encuentro con la estrella del cine para adultos no trascendiera a la opinión pública. Este martes está previsto que el anterior residente en la Casa Blanca sea procesado por un tribunal de Manhattan (Nueva York). Es el paso que sigue a su acusación formal tras la investigación. A continuación, algunas de las claves definitorias en este asunto complejo y poliédrico.

La acusación es un documento judicial que contiene cargos votados por un gran jurado, un grupo de personas que deciden si un fiscal tiene pruebas suficientes para presentar cargos penales. Como consecuencia la acusación es la comunicación formal a un acusado de las sospechas de que ha incurrido en un delito –derecho consagrado en la Quinta Enmienda de la Constitución–, y además proporciona una base para el enjuiciamiento legal. Es en este paso, el que nos ocupa este martes, cuando los funcionarios toman las huellas dactilares y toman fotografías de los acusados.

En la lectura de cargos se lleva al acusado ante el tribunal para escucharlos y tener la oportunidad de declararse culpable o no culpable, con asistencia de su defensa [los abogados de Trump han confirmado al respecto que se declarará no culpable]. Si se declara inocente, el juez previsiblemente aceptará la declaración y programará una próxima comparecencia ante el tribunal, y tal vez una fecha posible para el juicio. En caso de declararse culpable, el juez impondrá un castigo en una fecha posterior. No es inusual declararse culpable de algunos cargos aunque no de la totalidad de los mismos.

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Posteriormente, los jueces de la corte penal del estado de Nueva York tienen tres opciones: pueden fijar una fianza, ordenar la liberación del acusado sin fianza u ordenar la detención del acusado. El propósito de la fianza en el estado de la costa este es garantizar que el acusado regrese a la corte, sin tener en cuenta el riesgo de que pueda causar más daño. La llamada 'orden mordaza' prohíbe tanto a abogados, como a partes y testigos hacer declaración alguna sobre un caso en público. Si contraviene esta obligación el imputado podría ser condenado a un año de cárcel adicional. Sin embargo, si se impone una mordaza contra Trump, este puede apelar y argumentar que la orden socava su derecho a la libertad de expresión recogido en la Primera Enmienda, mientras se postula para presidente, un argumento utilizado por él mismo y su entorno desde el comienzo de este farragoso proceso judicial.

No obstante, más allá de las consecuencias penales existe una cuestión prominente: ¿puede acabar Trump en la cárcel? Los fiscales han analizado si acusar a Trump de falsificación de registros comerciales con agravantes por falsificar un registro con la intención de 'tapar' el mencionado pago a la actriz porno, algo que podría acarrear hasta cuatro años de privación de libertad. En este caso podría incurrir en una violación de las leyes de financiación de campañas, aunque los fiscales deben demostrar que Trump tenía intención de cometer un delito y él ha negado previamente tener conocimiento del pago.

Los expertos coinciden en señalar que la posibilidad real de ver a un expresidente de los Estados Unidos entre rejas es compleja, y recuerdan que incluso en el presidio los servicios de inteligencia debería velar por su seguridad. Los precedentes son claros en este sentido. Recordemos que el expresidente Richard Nixon, dimitido por el escándalo Watergate, fue indultado de forma preventiva por su sucesor, Gerald Ford.

Su anterior vicepresidente, Spiro Agnew, abandonó el cargo al involucrarlo en un escándalo de corrupción, aunque no pisó nunca la cárcel mediante pacto con la fiscalía. Los precedentes son claros, y los analistas políticos esperan a la evolución del procedimiento penal para saber si finalmente el penitente por esta cuestión será Donald Trump, o más bien quien quiera que se enfrenté a él en las próximas elecciones presidenciales si finalmente sale indemne de esta.