Algunos de los supervivientes en los restos del avión donde se refugiaron.

Días atrás Netflix estrenaba el filme Juan Antonio Bayona ‘La sociedad de la nieve’ basado en el libro homónimo firmado por el escritos, periodista y guionista uruguayo Pablo Vierci; quien además fue compañero de colegio de muchos de los supervivientes.

En el libro en cuestión, son cada uno de los 16 supervivientes los que recuerdan en primera persona cómo fueron esos 72 días y construyen el relato completo. Por otro lado, no regresaron:Francisco Abal, Gastón Costemalle, Rafael Echevarren, Julio Ferradás, Alexis Hounié, Dante Lagurara, Guido Magri, Felipe Maquirriaín, Graziela Mariani, Julio Martínez-Lamas, Ramón Martínez, Daniel Maspons, Juan Carlos Menéndez, Liliana Navarro de Methol, Francisco Nicola, Esther Horta de Nicola, Gustavo Nicolich, Arturo Nogueira, Eugenia Dolgay de Parrado, Susana Parrado, Marcelo Pérez del Castillo, Enrique Platero, Ovidio Joaquín Ramírez, Carlos Roque, Daniel Shaw, Diego Storm, Carlos Valeta, Fernando Vázquez y Numa Turcatti no regresaron de la cordillera. El último de ellos, Numa, protagonista de la película, falleció con un papel en la mano: «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos».

Pero muchos se preguntas qué ha sido de la vida de esos 16 supervivientes. De la mano de Sensacine recapitulamos lo que les deparó el destino a su regreso a Uruguay.

Roberto Canessa: estudiante de medicina que se encargó de los cuidados médicos de sus amigos y también fue uno de los dos expedicionarios que lograron salir de la montaña. Canessa acabó la carrera de medicina y se especializó en cardiología infantil, recibiendo en dos ocasiones el Premio Nacional de Medicina. Se casó con su novia y tuvo tres hijos (el mayor, Hilario, fue bautizado con el nombre de la montaña de 5.000 metros que escalaron en su hazaña).

Coche Inciarte: se licenció como ingeniero agrónomo y dirigió varias empresas y la principal cooperativa de lácteos de Uruguay, aunque posteriormente dejó su oficio y se dedicó a la pintura y a dar charlas sobre su experiencia en los Andes. El superviviente falleció el pasado mes de julio de 2023 a los 75 años a consecuencia de una enfermedad. Bayona le enseñó un corte muy inicial de la película antes de su fallecimiento.

Daniel Fernández Strauch: ingeniero agrónomo. Se casó con su novia de toda la vida y tuvo tres hijos. Se dedicó a dar clases en la universidad. Vive en un piso amplio en el centro de Montevideo sin ostentaciones.

Adolfo Strauch: También se licenció como ingeniero agrónomo y administra campos en Uruguay. Tuvo otro curioso percance en las mismas montañas. En marzo de 2006, cuando volvió al lugar del accidente, se encontraba con un camarógrafo y el propio Pablo Vierci, autor del libro, cuando se alejaron del grupo. Entonces comenzó a llover y soplar el viento y el rastro de los caballos se borró, dejando a los tres hombres aislados. Adolfo fue el único que se mantuvo sereno y tomó las riendas de la situación, consiguiendo encontrar el camino antes de que anocheciese, según recuerdan en Sensacine.

Moncho Sabella: empresario con muchos altibajos, pero siempre con un gran empuje para salir adelante. Tuvo problemas de salud que volverían a llevarle al borde de la muerte y, junto a Daniel Fernández y otros, creó la ‘Fundación ¡Viven!’ con el objetivo de contribuir con la comunidad. Ahora vive en Paraguay y también brinda conferencias sobre los Andes.

Álvaro Mangin: Ha tenido varias empresas en las que !los privilegios y el bienestar de sus trabajadores siempre le han importado más que el lucro!. «Tiene una mirada transparente donde es imposible imaginar una mentira», escribe Vierci sobre él. Vive en una casita sencilla a las afueras de Montevideo y siempre lleva consigo el crucifijo de plata que llevaba en la montaña.

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Gustavo Zerbino: Se había autoimpuesto la meta de llevar un recuerdo de cada uno de sus seres queridos a todas las familias que perdieron a alguien en el accidente y eso hizo. Las atesoró en una maleta hasta que fueron rescatados y se negó a subir sin ella al helicóptero. Hace varias décadas fundó un laboratorio y en 1992 se convirtió en el Presidente de la Cámara Farmacéutica que aglutina todos los laboratorios de Uruguay. En su casa sigue habiendo un mueble antiguo donde guarda algunos de los recuerdos de la cordillera.

Javier Methol: su mujer, Liliana, murió en el alud, pero él pudo volver con sus hijos y pasado un tiempo se casó una segunda vez. Dirigente de compañías tabacaleras, la última etapa de su vida la dedicó en exclusividad a dar charlas sobre los Andes y a pasar horas y horas respondiendo correos electrónicos de personas que escribían a través de la web Viven. Fue el fundador y primer presidente de la Fundación ¡Viven! Falleció en el año 2015.

Pedro Algorta: economista, hizo varios posgrados y nunca dejó de formarse. De hecho, con 54 años se matriculó en Relaciones Internacionales. Vive en Buenos Aires y, según Vierci, tiende a minimizar la trascendencia de lo que vivió en la cordillera.

Carlos Páez: técnico agropecuario, durante 10 años trabajó en el campo, pero luego se hizo publicista y dirigió una consultoría de comunicación. Desde hace tiempo, no obstante, se dedica a dar charlas y conferencias sobre los Andes. «Es exuberante y gracioso, no parece inhibirse ante nada y ante nadie», describe Vierci. Su padre, Carlos Paéz Vilaró, un famoso artista, construyó en Uruguay el Museo Casa Pueblo, un complejo que fue edificado de manera artesanal y sin planos previos, en forma de laberinto, no tiene líneas rectas en su interior y predomina el color blanco. Se fue ampliando y modificando año a año como una residencia de «formas impredecibles». En su interior alberga un homenaje a Carlos Miguel, uno de los dieciséis uruguayos sobrevivientes del accidente aéreo del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que se estrelló en los Andes el 13 de octubre de 1972.

Roy Harley: ingeniero industrial. Ha trabajado toda su vida en una fábrica de pinturas y tiene una empresa de mantenimiento de áreas verdes. Aficionado al deporte, su gran orgullo en la vida no es su profesión ni su vivencia en los Andes, sino cada uno de sus hijos.

Bobby François: técnico agropecuario, siempre ha trabajado en el establecimiento rural que heredó de su familia. Tiene cinco hijos y es «extremadamente afectuoso», recuerda Vierci.

Tintín Vizintín: estudiante de Derecho. Fundó y lideró diferentes empresas, de distinto éxito, y también fue Presidente de la Unión de Rugby de Uruguay. Durante muchos años reunió al grupo de supervivientes en su casa cada semana para hablar de su experiencia en la montaña.

Pancho Delgado: Su novia lo sintió con vida durante los 72 días que estuvo perdido en la montaña y, a su regreso, se casaron y formaron una familia de cuatro hijos. Tiene uno de los estudios notariales más prestigiosos de Uruguay y «es evidente que le duele hablar de la cordillera», aunque fue él quien aceptó a hablar de la parte más dura de su experiencia, el canibalismo, durante la conferencia que dieron a su regreso de la montaña, cuando revelaron al mundo cómo habían sobrevivido.

Eduardo Strauch: Posee uno de los estudios de arquitectura más acreditados de Uruguay y se mantiene joven, como si el tiempo no pasara por él. Treinta y tres años después del accidente, comenzó a dar charlas y conferencias sobre los Andes desde una perspectiva humanista, pero nunca se ha considerado un héroe.

Nando Parrado: el otro expedicionario que logró salir de la montaña tuvo y tiene diversas empresas de éxito, entre ellas varias productoras de televisión dedicadas a su mayor pasión: el automovilismo, llegando a correr en fórmulas profesionales como piloto. Es uno de los supervivientes más mediáticos, también es presentador de televisión, y da numerosas conferencias de superación personal.