Se trata de un paso más de la ciencia para prevención y recuperación de enfermedades. | Foto de Andrea Piacquadio

El grupo de investigación de Neurobiología Celular de la Universitat de les Illes Balears (UIB) han conseguido establecer una interrelación entre la presencia de la proteína PATJ con la recuperación de los pacientes que han sufrido un ictus isquémico --aquel que se produce cuando hay un coágulo que obstruye un vaso sanguíneo del cerebro--.

El descubrimiento realizado por el grupo, liderado doctor Cristòfol Vives y en el que participan los investigadores Jerònia Lladó y Guillem Cañellas, "abre la puerta a acelerar la reparación del daño cerebral después del ictus" aunque, por ahora, no se disponen de fármacos eficaces para tratar las lesiones cerebrales que provoca esta enfermedad, según ha relatado Vives.

La investigación se ha publicado en la revista 'Cell Death Discovery' y en ella se destaca que la proteína es la encargada de generar nuevos vasos sanguíneos en la región del cerebral lesionada, algo que es "esencial" para volver a aportar oxígeno y nutrientes a la zona que ha quedado dañada.

Anteriormente, los investigadores identificaron la PATJ como el primer gen asociado al pronóstico funcional después del ictus. Esta investigación se hizo mediante aproximaciones genéticas basadas en el análisis comparativos del genoma humano entre pacientes de ictus isquémico que tuvieron una buena recuperación y los que sufrieron secuelas graves.

Ahora, los investigadores han trabajado en determinar la función del gen PATJ en la regeneración de la lesión isquémica, a través de estudios funcionales con ratones.

Cañelles ha indicado que su trabajo se ha centrado en la parte experimental con la que han tratado de determinar el papel de la proteína en los procesos de endogénesis, para la formación de nuevos vasos sanguíneos y la relación que esto guardaba con la recuperación de los pacientes.

"En la investigación se trataba de encontrar las vías moleculares de las células que estaban afectadas por el ictus, una vez se modulaba la presencia de esta proteína, y lo interesante es que se ha visto que sobre ellas se podría actuar de manera terapéutica con fármacos", ha puntualizado el científico.

Vives ha especificado que, en los pacientes que se recuperaban mejor, la expresión de este gen bajaba mucho en las primeras 24 horas tras haber sufrido el ictus, mientras que en los pacientes que se recuperaban peor, la bajada del gen no era tan pronunciada.

En el modelo experimental con ratones, se les provocaba un ictus y se estudia la expresión del gen y detectaron lo mismo que se había visualizado en los pacientes de ictus. Después se comprobaba lo que sucedía en las células de los vasos sanguíneos del cerebro y se observó que adoptaban una morfología que es compatible con un proceso de revascularización, al formar nuevos pequeños vasos en la zona afectada.

Dos nuevas vías de estudio

El líder de la equipo científico ha señalado que esta averiguación les abre dos nuevas líneas de investigación en las que ya trabajan. Una de ellas con un modelo de ratón con una proteína flurorescente en la vasculatura de los vasos sanguíneos, algo que les permite seguir cómo se reorganiza la misma después de la lesión inducida en un ratón.

Así, se modula la presencia de la PATJ en los animales con ingeniería genética y se observa si se consigue mejorar la revascularización, algo que forma parte de la tesis doctoral de Cañellas financiada por el Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS).

El otro proyecto se ha propuesto a otras agencias financiadoras y se basa en formar modelos en 3D de unidades neurovasculares --que son las estructuras que se forman en los vasos del cerebro-- con otras células que las protegen, por lo que hace que la estructura sea poco permisiva a dejar salir sustancias de la circulación sanguínea del cerebro, algo que se denomima barrera hematoencefálica.

Esto se hace con modelos humanos que tienen mutaciones en los genes encontradas en pacientes y que están asociadas con el pronóstico del ictus. De esta manera, con las células encontradas en pacientes, se prueban diferentes fármacos para ver si se altera la permeabilidad de la barrera hematoencefálica artificial creada en el laboratorio.

De igual modo, ha adelantado que tienen intención de probar esta investigación en ictus hemorrágicos, aunque ha incidido en que al ser menos frecuentes --solo representan el 15% de los ictus--, tienen menos pacientes para ver la implicación de la proteína en este tipo de ictus.

Otro de los hallazgos que han hecho es la existencia de diversas variantes del proteína PATJ, presentes en una de cada ocho personas, y que predisponen al paciente a sufrir discapacidad después de un ictus con una probabilidad 2,5 veces mayor.