6,7 y 8 de junio de 2023 han sido los días en que nosotros, los alumnos de 2º de Bachillerato de las Islas Baleares, nos enfrentábamos al reto más temido: la selectividad. Después de un año de mucho trabajo, esfuerzo y dedicación, llegaba el momento de poner en práctica y aplicar todo el conocimiento adquirido.

Hicimos las pruebas de historia de España, catalán, geografía... Todas transcurrieron sin incidencias, pero la sorpresa llegó cuando nos tocaba enfrentarnos al examen de matemáticas aplicadas a las ciencias sociales. A las 17:15 horas del miércoles 7 de junio nos entregaron el examen y, cuando lo vimos, todos los alumnos quedamos perplejos ante el mismo. Un examen que no seguía la estructura de años anteriores, con ejercicios diferentes a la manera en que se había trabajado en clase. En definitiva, no sabíamos qué era aquello. Al acabar el examen, el clima de injusticia, frustración y desesperación se palpaba en el ambiente entre todos los alumnos, que estábamos desconcertados por completo, muchos de ellos llorando, con ataques de ansiedad y sintiéndose verdaderamente engañados.

En mi caso, como alumno que he vivido la situación, me siento completamente indignado y frustrado. Verdaderamente, no sé si, en la realización del examen, se han parado, por un instante, a pensar en el futuro de los jóvenes que se han pasado un año entero haciendo 2º de Bachillerato con todo lo que eso conlleva. Y no tan solo eso, sino conociendo las emociones que se dan durante los días de las PBAU, de las que destacamos los nervios y    la angustia, entre otras.

Dejando de lado esto, me continúa pareciendo increíble que se justifiquen diciendo que los contenidos están dentro de los criterios de 2º de Bachillerato. Está claro que sí, pero no con el formato que se había dicho que saldría ni de la manera en la que lo habíamos estado trabajando y practicando durante todo el curso. Además, queda constancia en un correo enviado por los coordinadores de las PBAU que el cambio de formato y de ejercicios más competenciales se haría en el curso 2023-24, mientras que en el actual se mantendría el mismo formato.

No me parece mal que nos pongan ejercicios que nos hagan pensar y reflexionar aplicando nuestros conocimientos, pero hacerlo en esta situación de nervios y presión y sin una práctica previa me parece fuera de lugar totalmente. El hecho de que incluso los profesores quedaran atónitos al ver el examen creo que es la mejor prueba que quizá no se han hecho las cosas bien.

Además, nos dicen que serán benévolos a la hora de corregir el examen. Benévolos tendrían que haber sido a la hora de hacerlo a sabiendas de todo lo que nos cuesta a los alumnos estar ahí y todo lo que trabajamos. Por otro lado, hay que destacar que la indulgencia ante las situaciones no es una solución.

Lo peor de todo es que, a causa de un examen, la gente haya tenido que sufrir ataques de ansiedad. Es increíble cómo lo han hecho.

Está claro que no harán nada por solventarlo, pero, al menos, quiero dejar constancia de esta situación que tanto nos ha afectado a los alumnos de las Islas Baleares. En definitiva, no se puede jugar de este modo con el futuro de las personas. Aun así, no creo que pidan, ni siquiera, perdón por los perjuicios ocasionados anímicamente a los alumnos.