Negros nubarrones acechan al PP balear. Existían sospechas en torno a la moderna sede del PP en la calle Palau Reial porque sus arquitectos fueron los mismos que construyeron el Palma Arena –y diseñaron el ‘casal’ de Jaume Matas. Hace unos días, la declaración de Luis Bárcenas ante la comisión parlamentaria de Son Espases reforzó las dudas al reconocer irregularidades en la compra del edificio. Ahora, el fiscal Pedro Horrach ha remitido un informe al juez José Castro sobre la supuesta financiación ilegal para comprar y acondicionar esta sede en 2006, lo que puede suponer abrir un nuevo caso.

Luz y taquígrafos. Los hechos se produjeron cuando Matas era el president. El actual número uno, José Ramón Bauzá, que se ha presentado como el abanderado de la transparencia y de la aplicación a rajatabla de los principios éticos, está obligado a ofrecer al juez y al conjunto de la ciudadanía todo tipo de explicaciones. Tiene muchos resortes. Fue Bauzá quien confirmó como gerente del PP a Llorenç García Moll, que ya actuaba como contable del partido cuando Fernando Areal era el gerente y hombre de confianza de Jaume Matas. Sin duda, basta que Bauzá exija a García Moll que ‘desentierre’ los números para que se haga mucha luz y afloren los taquígrafos.

Dinero negro y poder político. En nuestra edición de ayer informábamos de la gala de los tories británicos a través de la cual recaudaron tres millones de libras. En el Reino Unido, los partidos políticos no reciben subvenciones del Estado, sino que deben generar ingresos con actividades o recibir donaciones y, lo más importante, detallarlas al penique. Aquí sucede todo lo contrario. Los grandes partidos han sido capaces de manejar dinero opaco en grandes proporciones y se han convertido en jugadores aventajados de la política. Gozar de excelentes sedes y de jugosos recursos para las campañas les han abierto las puertas a buenos resultados en las urnas. Es imprescindible que la verdad aflore por el bien de la democracia.